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Europa, ante la crisis económica/ 1

Los países de la CEE, enfrentados a la inevitable reconversión industrial

Andrés Ortega

Europa envejece a marchas forzadas, y las pensiones pesarán sobre la economía. En 1981, un 20,5% de su población tenía menos de 15 años de edad; un 43,3%, entre 15 y 44 años; un 22%, entre 45 y 64 años, y un 14,2%, más de 65 años. El número de matrimonios ha disminuido. El crecimiento demográfico se ha frenado. Y en países como la República Federal de Alemania (RFA) y Dinamarca entre 1981 y el año 2000 la población se habrá reducido en un 4%. "Los europeos se están suicidando por desnatalidad", fue una de las últimas frases que escribió Raymond Aron en sus Memorias, añadiendo que "los pueblos cuyas generaciones no se reproducen están condenados al envejecimiento, y a la vez, dominados por un estado de espíritu de abdicación, defin de siglo".Este es un factor aparente de declive. Pero hay otros. Buen ejemplo es la industria naval. En 1976, Europa occidental representaba un 37,5%. de la producción mundial en los astilleros; Japón, un 37,8%; Corea del Sur, casi nada. En 1982, Europa se conformó, sin embargo, con un 29,4%, Japón aumentó a un 39,8%, y Corea, a un 6%.

Pero es que el coste de la mano de obra influye. Y así, según Le Monde, un barco de 30.000 toneladas que costase 398 millones de francos franceses.en Europa, costaría 140 millones en Corea. En la CEE casi la mitad de los trabajadores de astilleros ha perdido su empleo, mientras paralelamente se han acumulado las ayudas estatales.

El drama siderúrgico

En la siderurgia se ha producido algo parecido, si bien esta vez ha habido un plan conjunto a nivel de toda la CEE para hacer frente a la crisis, que prevé entre 1980 y 1986 una reducción de capacidad de producción de un 16,3%, y el fin, el 31 de diciembre de 1985, de las ayudas nacionales al sector. Sin embargo, la reducción en puestos de trabajo ha sido más rápida: en la CEE había 796.000 puestos de trabajo en este sector en 1974. En 1980 ya sólo quedaban 670.000. Y en diciembre de 1983, 480.000. En tres años la reducción laboral ha sido cercana al 30%, es decir, muy superior a la reducción de capacidad de producción.

Otro ejemplo comparativo refleja también ciertas realidades de esta vieja Europa: en la industria (datos de 1981), el japonés trabaja 2.146 horas al año, el alemán 1.645 horas (1.860 en 1966), y el francés, 1.732 horas (2.078 en 1966). Pero eso no es todo. Pues el índice de productividad ha aumentado menos en la CEE que en Japón o Estados Unidos, por no hablar de los "nuevos países industrializados".

El francés Pierre Bérégovoy aseguró que las indemnizaciones y seguros de paro cuestan a los diez 200.000 millones de dólares anuales (un 7% del PIB), lo que sumado al coste de la inactividad industrial alcanza un 18% de este PIB total de los países de la CEE. El paro alcanza a 12,5 millones de parados en la CEE (un 10,8% de la población activa). Europa, por el momento, no parece haber sido capaz de crear nuevos puestos de trabajo.

Un hecho patente marca las políticas económicas de los países europeos: la austeridad está a la orden del día y se extiende por doquier: Bélgica, Holandá, España, RFA, etcétera. A cada plan de, austeridad le sigue otro nuevo más. duro que el anterior.

La Comisión Europea prevé que el déficit de las administraciones públicas de los países de la CEE alcance un 5,2% del PIB en 1984, con muchas variaciones (un 1,8% del PIB en la RFA y un 11,27. en Irlanda). Pero la deuda pública ha ido aumentando de forma dramática en los diez desde 1975. Y en seis de ellos se acerca ya, o supera, pefigrosamente al ciento por ciento del PIB. La inflación se frena en la CEE, situándose en la actualídad en un 7,7% (Japón, 2,2%, y EE UU, 4,5%).

No todo, sin embargo, es negativo. En la CEE, el PIB aumentó un 2% en 1983, más de lo que se esperaba, aunque la inversión sigue siendo menor que en Japón o Estados Unidos. Para 1984 se espera un superávit de la balanza comercial de la CEE de 8.000 millones de dólares. El índice industrial aumenta constantemente en los últimos tiempos, pero sus efectos en el paro son aún casi nulos. La industria europea sigue limpiando las escorias del pasado.

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