20 muertos en disturbios producidos en la India al saberse que el líder sij Bhindranwale resultó acribillado en el Templo Dorado
Al menos 20 personas murieron ayer en la India en los incidentes que siguieron a la confirmación oficial de la toma por el Ejército del Templo Dorado de los sijs en Amritsar (Punjab) y el anuncio de la muerte del líder extremista Jarnail Singh Bhindranwale. En la operación militar de ocupación del edifico sagrado de los sijs perdieron la vida, según informaciones oficiales, 308 personas, 49 soldados entre ellas.
La radio nacional india anunció en un boletín urgente, difundido a primeras horas de la mañana en las 17 lenguas habladas en el país, que el cuerpo de Bhindranwale había sido encontrado poco antes por los soldados en uno de los edificios del complejo religioso. La muerte de otros dos importantes dirigentes sijs, el general Shahbagh Singh, que mandaba la resistencia militar de los atrincherados en el templo, y Bhai Amrik Singh, presidente de la ilegal Federación Nacional de Estudiantes Sijs, fue anunciada horas más tarde por la agencia de Prensa india Uni.Poco después de conocerse estas noticias, jóvenes sijs se lanzaron a las calles de Nueva Delhi, Bombay y otras ciudades para protestar contra la muerte de Bhindranwale, que apareció cosido a balazos. Los manifestantes gritaban el nombre del dirigente muerto, al que religiosos sijs consideraban ayer un mártir. Comerciantes de esta confesión en Nueva Delhi cerraron sus negocios para protestar por el baño de sangre registrado en Amritsar.
La policía empleó armas de fuego para disolver a los manifestantes de la capital, que prendieron fuego a vehículos y comercios, lo que provocó un muerto y nueve heridos.
En el Estado noroccidental de Punjab, donde viven 12 millones de sijs, la casi totalidad de los que habitan en la India, las fuerzas de seguridad practicaron numerosas detenciones de sospechosos de extremismo. Ocho personas murieron a manos de sijs, y otras cuatro, al disparar las tropas para dispersar a los revoltosos en Ludhiana. En Chandigarh, capital de Punjab, decenas de jóvenes con brazaletes negros se concentraron en los tres principales templos de la ciudad, bajo la vigilancia de soldados y otras fuerzas de seguridad.
En la capital del Estado de Jammu y Cachemira, Srinargar, se produjo una batalla campal entre sijs ortodoxos y los miembros de la secta disidente de los nirankaris, que concluyó con 7 muertos y 40 heridos. En el enfrentamiento se blandieron espadas y palos y se incendiaron autobuses y viviendas.
Surjit Sing, un dirigente sij que fuera ministro de Agricultura, dijo que el partido sij Akali Dal continuará su campaña para lograr concesiones políticas y religiosas, que en la radicalización habida en los últimos seis meses ha costado más de 300 vidas
El líder de este partido autonomista, Harchand Singh Longowal, y el administrador del Templo Dorado, que fueron sacados del edifico antes del ataque final, es muy probable que continúen detenidos indefinidamente, acusados de actividades antinacionales, informan fuentes policiales.
La Prensa mostraba ayer una moderada aprobación a lo sucedido en Amritsar. Los periódicos describían la acción militar como valerosa e inevitable.
En el Reino Unido, el líder de los 200.000 miembros de la comunidad sij manifestó en televisión que el Gabinete de Indira Gandhi ha firmado su propia pena de muerte con el envío de los soldados a ocupar el Templo Dorado. "El Gobierno ha firmado su pena de muerte. Cree que la operación del Templo Dorado ha acabado, pero es el principio de la verdadera batalla", dijo.
En Punjab continúa la operación de limpieza del Ejército. "Creo que hay unos 100 o 200 fanáticos religiosos y varios cientos de elementos criminales que se han aprovechado de la agitación. Pretendemos cogerlos a todos", manifestó un alto funcionario del Ministerio del Interior.
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