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El Teatro de Danza de Pina Bausch abre la olimpiada de las artes en Los Angeles

Se inauguró en Los Ángeles el Olympie Arts Festival con la actuación del Wuppertaler Tanztheater, de la alemana Pina Bausch, y el descubrimiento del conjunto escultórico de Robert Graham, que, a modo de arco de triunfo bajo el que pasará el portador de la antorcha olímpica, quedará como recuerdo de los próximos Juegos frente al coliseo angelino, el mismo estadio donde se celebraron los Juegos Olímpicos de 1932 y que acogerán también los de este año.

Con la ceremonia de inauguración de la escultura de Graham, de 10 toneladas a la que acudieron todas las autoridades locales y los miembros del comité organizador, se puede decir que comenzó la gran fiesta olímpica. A lo largo del día, la misma comitiva fue haciendo acto de presencia en museos e instalaciones que albergaban diversas exposiciones relacionadas con los Juegos Olímpicos. También el alcalde de la ciudad, Tom Bradley, visitó los 10 murales que, con ocasión de los Juegos Olímpicos, han sido pintados en las autopistas que recorren la ciudad, quizá el mejor ejemplo del lugar reservado al arte en esta ciudad de automovilistas.La omnipotente sombra que la industria del cine ejerce en Los Ángeles sobre la cultura y las artes, tanto en el aspecto específico de absorber e integrar a los artistas que aquí llegan como en el de impregnar con su estilo masificador y superficial a quienes consiguen mantenerse al margen de ella, ha sido, tradicionalmente, la causa de que los movimientos de vanguardia contemporáneos llegaran aquí tarde y mal, por lo general desvirtuados y cuando su capacidad revolucionaria había sido ya asimilada. Por esta razón, la programación de la olimpiada cultural, que recoge las mejores muestras de las últimas tendencias en los campos de la danza, el teatro y la música, se ha convertido en una reválida para quienes consideran que esta ciudad está destinada a sustituir a Nueva York como el ombligo cultural del planeta. Para comenzar, nada mejor que inaugurarlo con dos obras del Wuppertaler Tanztheater en el auditorio cívico de Pasadena, una de las comunidades más ricas y conservadoras de Los Ángeles.

Danza y teatro

Pina Bausch, su directora, considerada como una de las renovadoras de la danza actual, creadora de un estilo muy personal, mezcla de danza y teatro, se convirtió, tras la cancelación de Civil wars, de Robert Wilson, en la atracción más esperada del festival. Alumna aventajada de la escuela expresionista de Martha Graham, aunque lo negara rotundamente en la conferencia de prensa que concedió a su llegada ("no soy discípula de nadie; yo sólo soy yo"), revolucionó el mundo de la danza en 1975 con su peculiar versión de La consagración de la primavera, de Stravinski, en la que escenificó el ritual del sacrificio de la virgen en las sociedades paganas sobre un escenario vacío recubierto de tierra húmeda.El programa se componía de Café Muller, un montaje realizado en 1978, y la ya mencionada Consagración de la primavera. La orquesta había sido sustituida por música grabada, algo que Pina Bausch viene haciendo desde 1975, pues prefiere aprovechar todo el espacio escénico posible.

Café Muller cogió por sorpresa a la mayoría de la heterogénea audiencia, que llenaba hasta los topes el auditorio. Sobre un escenario en el que se amontonan mesas y sillas como si fuera un café o un restaurante, dos parejas expresan sentimientos de amor, odio, indiferencia y rechazo a lo largo de casi una hora, al son de una serie de cantatas barrocas de Henry Purcell.

La segunda parte, el ballet de Stravinski, que nueve años después de su montaje puede considerarse ya como bastante asimilado, recibió al final una ovación de más de cinco minutos. Pina Bausch intervino tan sólo en el primer montaje, actuando en el segundo la totalidad de su compañía, y, en el papel protagonista, la bailarina australiana Josephine Endicott.

Seguirá la Royal Shakespeare Company, que representará en el teatro de Ucla el montaje que recientemente dio a conocer en Barcelona de Much ado about nothing, seguida de su peculiar versión del Cirano de Bergerac.

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