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Llanto por el mejor amigo

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Gustavo Torner invirtió la mañana de ayer en una ocupación que no entraba en forma alguna en sus proyectos inmediatos: preparar la sepultura de su amigo Fernando Zóbel. A las ocho de la mañana una llamada desde Roma había despertado a Torner para darle la noticia. "Claro que he llorado, un montón, como hacía años que no lloraba. Era mi mejor amigo, y es tremendo tener que decir era".Luego, en compañía de Ignacio Navarrete, alcalde de la ciudad Torner fue a elegir el hueco en e que Zóbel descansará eternamente en el cementerio de San Isidro en lo más alto de la ciudad, al amparo de las rocas y sobre el Júcar.Como "un vecino apacible, favorecedor de muchos y enemigo de nadie" le recuerda Andrés Moya, ex alcalde de Cuenca en dos etapa, anteriores y por cuya iniciativa Zóbel fue nombrado hijo adoptivo de la ciudad; durante su último mandato municipal se gestionó también la cesión del Museo de Arte Abstracto a la Fundación March. "Pensaba pasar la vejez charlando tranquilamente con él", recuerda Gustavo Torner con la voz quebrada. "Jamás le oí hablar mal de nadie. Era un hombre que vivió en la pintura. Era un español profundo, pese a su origen oriental, su formación americana y su cultura universal, y pese a ello, íntimamente pueblerino, amante de las cosas sencillas y auténticas, como lo ha demostrado en sus 20 años de vecindad en Cuenca".

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Eusebio Sempere precisó que, ante todo, Zóbel fue un gran amigo de todos los pintores. "Estoy muy compungido y muy triste por su desaparición", dijo, "porque su aportación fue valiosísima para el mundo pictórico."

Por su parte, José Luis Yuste, director gerente de la Fundación Juan March, manifestó que Zábel "quiso ser uno más entre sus compañeros de generación pictórica y por eso el Museo de Arte Abstracto de Cuenca lo creó como tributo a la obra, tan notable, de sus compañeros. 'Para la Fundación Juan March, el ser cesionaria de esa colección representó un honor y un estímulo para continuar la hermosa tarea que Zóbel había emprendido". El pintor Fernando Mignoni dijo que gracias a él el arte abstracto español cuenta mucho hoy en el mundo. "Fue un hombre en pie de guerra, superinteligente y superculto". La directora de la galería Theo, Elvira Mignoni, que prepara para principios del próximo año una exposición de Zóbel, destacó la personalidad de éste, "maravilloso como artista y como ser humano, que deja un gran vacío en el mundo del arte".

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