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Betancur, considerado gran artífice del acuerdo de paz con la guerrilla colombiana

Antonio Caño

El cese el fuego establecido por la principal organización guerrillera colombiana, las Fuerzas Armadas Revolucionaras de Colombia (FARC), y las expectativas moderadamente optimistas de hacerlo extensivo próximamente a otros grupos alzados en armas han elevado notablemente la popularidad del presidente Belisario Betancur, quien es reconocido por la mayoría de su país como el gran artífice de la paz.

El 7 de agosto de 1982, cuando Belisario Betancur llegó al poder, se dirigió a una multitud concentrada en la plaza de Bolívar de Bogotá y anunció: "Levanto mi blanca bandera de paz ante los oprimidos, ante los alzados en armas de todas las regiones; de todas las procedencias. No quiero que se derrame ni una sola gota más de sangre colombiana".El esfuerzo -muchas veces en solitario- de Betancur se vio coronado con el éxito el pasado lunes. Miles de personas se reunieron en el mismo escenario agitando pañuelos y banderas blancas para celebrar el cese el fuego con las FARC. Lo mismo ocurrió en Medellín, en Cartagena, Manisales, Bucaramanga, Barranquilla...

El número dos de las FARC y su principal ideólogo, Jacobo Arena, declaró ayer que este acuerdo ha sido posible "porque en el Gobierno de Betancur hemos sido oídos". La histórica noche del pasado domingo, en algún lugar de las montañas de Colombia, los guerrilleros que oían en la radio el discurso de Betancur a la nación asentían con un movimiento de cabeza cuando el presidente afirmaba que "paz es el nombre de la justicia ( ... ), la justicia en todos sus aspectos, por ejemplo el económico y social".

Una importante personalidad jurídica que ha desarrollado un papel esencial en la firma del acuerdo de paz explicaba recientemente que "se ha producido el fenómeno curioso de la belisarización de los alzados en armas".

La interpretación de un experto comentarista colombiano es que Betancur ha calado de tal manera en las clases populares colombianas que "ahora la izquierda tradicional tiene que plegarse al ritmo que marca Belisario o arriesgarse a desaparecer, porque Belisario es la izquierda". El proceso no deja de ser curioso si se recuerda que Betancur llegó a la presidencia como candidato del Partido Conservador".

Con el cese el fuego, Betancur ha recuperado gran parte de su carisma perdido en los últimos meses por el grave deterioro de la situación económica. El Gobierno se ha visto obligado a reducir drásticamente las importaciones, incluso de productos esenciales, por la caída estrepitosa de la reserva de divisas. El salario mínimo, de unos 15.000 pesos (algo más de 17.000 pesetas), no alcanza para satisfacer las necesidades fundamentales. Varias empresas se han visto obligadas a cerrar y ha aumentado considerablemente la inestabilidad laboral.

Además, el presidente ha sido en el último año objeto de la presión de las fuerzas armadas, demostrada con la dimisión en enero de 1984 del ministro de Defensa, general Landazábal, por desacuerdos con la política de Betancur respecto a la guerrilla.

Hasta el momento, Betancur se mueve con éxito en ese trapecio de las negociaciones con la guerrilla. El compromiso de las FARC parece sincero, y ayer Jacobo Arenas aseguró que "nos vamos a transformar en un partido político y saldremos a la plaza pública a disputarle las masas al Partido Liberal y al Partido Conservador".

Betancur insiste, por otra parte, en el diálogo con el M-19 y los demás grupos guerrilleros. Demostrando conocer la particular sensibilidad de estas organizaciones, el mismo día del acuerdo con las, FARC, hizo lo posible para que apareciesen en televisión los principales dirigentes del M-19. Uno de los jefes del M-19, Álvaro Fayad, explicó que "aspiramos a que la paz sea un proceso nacional, a que la paz suponga mejora de salarios, educación, trabajo, salud, apertura política".

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