El Camino del tópico

En el espectáculo de baile español presentado por María Rosa -bailarina, coreógrafa, figúrinista, guionista, directora... - hay dos o tres momentos interesantes. Hay una jota, montada por Pedro Azorín, intensa y brillante, creada con un sentido de libertad en los movimientos, en la que los bailarines dejan de ser muñecos o mecanismos disciplinados y adiestrados para ser seres humanos, hombres y mujeres entregados a la alegría. Hay unas seguiriyas que baila sola María Rosa y lo hace con emoción, sentimiento y vida. Y un zapateado justo, sin pérdida de ritomo, muy masculino, de Eduardo Montero.Lo demás se pierde. Hay una primera parte de música culta que requeriría otra escuela y que:se queda atrás en el tiempo. Más parece de fin de fiesta o de números sueltos para un teatro de varietés -como se decía cuando las había- que digna de presentarse en un espectáculo denominado ballet. Se les nota a todos demasiado el esfuerzo por levantar sus cuerpos del suelo y seguir la coreografía elaborada, y seguir el camino inexorable -muchas veces, sin conseguirlo- marcado por la cinta grabada. Hay falta de unanimidad, que se percibe más en los zapateados. Una segunda parte es popular andaluza, flamenca o aflamencada. Es mejor, y aún lo sería más si las guitarras hubiesen estado afinadas la noche de la presentación, aunque los cantaores estuvieran bien entonados.

Mejorar el 'relleno'

No rehúye el tópico: probablemente no busca rehuirlo, sino que trata de continuar sin más una tradición. Hay sin duda un público para ello, y gran parte de él estaba presente el día del estreno, a juzgar por sus ovaciones; pero ese mismo público distinguió perfectamente la modernidad de lajota y el brote sincero de los solos de María Rosa y Eduardo Mendoza en la segunda parte, lo cual quiere decir que ahondando por ese camino, y afinando el conjunto y mejorando el relleno, podría esta compañía encontrar un mejor camino.Cierto que las dificultades de hoy para montar, sostener y afinar día a día un conjunto de bailarines son enormes, y María Rosa ha dado muestras, durante años, de verdadero heroísmo empresarial para continuar lo imposible. Pero a la hora de representar, lo que cuenta es lo que se ve en el escenario.