Vargas Llosa dice que se siente "más vivo que nunca"

"Cuando se inició esta semana de autor en la que se trataría de analizar las distintas facetas de mi obra yo dije que me sentía como un autor póstumo al que se dedica un homenaje. Ahora, al finalizar estas jornadas, puedo decir que no ha sido así, que por el contrario me siento más vivo que nunca, tanto por la riqueza y variedad de opiniones que han vertido los participantes invitados a las mesas redondas como por las intervenciones del público", afirmó ayer el escritor peruano Mario Vargas Llosa al concluir la semana de autor que le dedicó el Instituto de Cooperación Iberoamericana.La última sesión de este homenaje, durante la mañana de ayer, trató de la producción teatral del autor, probablemente uno de los aspectos menores de su producción literaria. Sin embargo, los participantes en la mesa redonda en tomo a este tema, Pedro Altares y José Monleón, hicieron a través de su análisis de las obras teatrales de Vargas Llosa uno de los más interesantes acercamientos a las motivaciones generales de este autor.

"Las dos obras escritas expresamente por Vargas Llosa para el teatro -La señorita de Tacna y Kathy y el hipopótamo- recrean preocupaciones intelectuales y mundos ya reflejados en el resto de su obra y que de alguna forma son como ensayos o introducciones a otro tipo de obra suya", comentaba Pedro Altares. "De estas preocupaciones en el teatro de Vargas Llosa resaltan dos en especial, la sutil frontera entre la realidad y la ficción, la confusión de los mundos irreales con la normalmente mediocre realidad y la autonomía del fenómeno creativo y literario frente a la realidad, la ideología -incluso la del propio autor-, la política, etcétera".

José Monleón señaló la inadecuación de ciertas piezas teatrales escritas por grandes autores literarios para la puesta en escena. "En el prólogo que escribe Vargas Llosa a sus dos obras teatrales está planteado ya el gran conflicto que va a tener luego como autor teatral: que a él lo que le interesa es la ambigüedad. Ahí hay un conflicto estético fundamental, y es que el teatro cuenta historias concretas, y lo que le interesa a Vargas Llosa es explicar la inconcreción de esas historias".

"Pienso que el teatro de Vargas Llosa contendría una especie de equívoco, porque sería una suerte de no-teatro planteado a través de una gstructura formalmente teatral. Es decir, que a través de la obra uno se siente invitado a una representación tradicional: primer acto, segundo acto, descripción de un decorado, pone el nombre de los personajes... Pero cuando uno lee el texto se da cuenta de que no es así, que él está planteando otro tipo de ámbito teatral".

"Creo que en esta multisignificación, en esta polivalencia del momento, en esta multiplicación de recuerdos en función de una anécdota está una concepción que los novelistas, poetas, músicos y pintores han expresado, pero que en general en el teatro no se ha expresado bien, tal vez a causa de unos medios que no estaban dispuestos a expresarlo. Con esto no quiero decir que la obra de Vargas Llosa es una maravilla y la solución y el futuro del teatro, pero sí creo que está en abierta oposición a la concepción tradicional del teatro".