El temor a las deserciones, principal razón para el boicoteo
JOSÉ M. MARTÍ FONT La razón que se da en Los Ángeles corno el principal de los argumentos oficiales para la ausencia de los atletas de los países socialistas es el rniedo de las autoridades de estas naciones a que sus ' atletas decidan quedarse una vez acabados los juegos. Las comparaciones entre el. frío siberiano y la dulzura climática del sur de California, el escaparate consumista que representa Los Ángeles -quizá lo más próximo al sueño americano que se pueda encontrar-, la libertad de costumbres californiana y todos los elementos que componen el orgullo de quienes aquí viven se contraponen ahora a la austeridad socialista. Tódo ello está movido por un pequeño grupo antisoviético, formado hace unos meses.
Incluso un concejal, Mike Antonovich, ha llegado a manifestar: "Es una lástima que los soviéticos tengan miedo a que sus atletas deserten al ser expuestos a la atracción de una sociedad libre como la que aquí tenemos".
En cuanto al aspecto concreto que alegan las autoridades de la URSS como razón de su ausencia, la falta de seguridad de sus atletas, ha sido rotundamente desmentida por el jefe de la policía de Los Ángeles, Daryl F. Gates. Tras indicar que espera que los soviéticos cambien de opinión, el polémico jefe de policía, que hasta muy recientemente había mantenido una dura negociación con el FBI sobre problemas de competencias durante los juegos, ha manifestado que se ha hecho todo lo posible por contentarlos. "Incluso intentamos ofrecerles la posibilidad de compartir con ellos nuestros planes de seguridad. Aún ahora estamos dispuestos a animarlos para que vengan aquí y vean nuestros planes y aporten sugerencias".
Un pequeño grupo
Sobre el grupo antisoviético al que hacía mención la nota de la agencia Tass, Gates manifestó que le parecía ridículo darle importancia. "No me puedo creer que se sientan intimidados por un pequeño grupo como la Coalición para Prohibir a los Soviéticos. Nuestra Constitución consagra el principio de la libertad de expresión, por lo que no podemos impedir que se manifiesten, pero les puedo asegurar que los atletas soviéticos y sus acompañantes ni llegarían a darse cuenta de las manifestaciones de éste u otro grupo".
A raíz de la fiebre antisoviética, consecuencia del derribo del avión de pasajeros surcoreano por cazas de la URSS el verano pasado, un pequeño grupo de ciudadanos inició una campaña que debía recoger un millón de firmas para prohibir la participación de los atletas de este país en los juegos. Su consejo directivo estaba formado por David Balsinger, un escritor evangelista; Edmond Anderson, veterano de la guerra de Vietnam; Hyun Kyung Kim, líder de la comunidad coreana de Los Ángeles, y Ho Young Chun, presidente de la Cámara de Comercio del condado de Orange. Basados en esta última localidad, uno de los reductos más conservadores de Estados Unidos, obtuvieron algunos éxitos iniciales, como la declaración contraria a la presencia soviética del Congreso californiano. Sin embargo, a medida que el incidente se fue olvidando, su efectividad decreció proporcionalmente.
Un mes después tuvieron que admitir que sólo llevaban recogidas 10.000 firmas, por lo que se veían obligados a cambiar de táctica. A finales del mes de marzo dieron a conocer un comunicado en el que indicaban que su intención era conseguir que desertaran los atletas de los países socialistas. Para ello habían organizado una red de 500 casas en el área de Los Ángeles y el condado de Orange, donde podrían refugiarse quienes no quisieran volver a sus países. Indicaron también que miembros de su organización se habían infiltrado en la olímpica en lugares estratégicos y que, desde allí, harían lo posible para convencer a los atletas para que desertaran. Balsinguer ha declarado ahora, tras conocer el boicoteo, que no le ha sorprendido en absoluto. "Me siento algo decepcionado", añadió, "porque habíamos preparado muchas cosas para darles la bienvenida. Nuestras predicciones eran que por lo menos entre 100 y 200 atletas de los países comunistas desertarían". Sin embargo, los miembros de la coalición se hallan muy animados y se atribuyen el mérito de la decisión soviética. "Hoy es un gran día para América", dijeron.
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