José Napoleón Duarte, favorito indiscutido en las elecciones presidenciales de hoy en El Salvador
José Napoleón Duarte va a cumplir a los 58 años el sueño de toda su vida: ser el presidente de su país con el voto mayoritario de los salvadoreños. En 1972, se lo impidió el fraude impuesto por el partido oficial aliado con los militares. A comienzos de esta década, ocupó la jefatura del estado por voluntad del Ejército, al frente de una junta cívico-militar, pero le faltaba el triunfo en las urnas. El candidato derechista, Roberto D'Aubuisson se ha revelado como escaso enemigo para este animal político con una peligrosa tendencia al mesianismo. Nadie le discute ya la victoria en las elecciones de hoy.
Según la encuesta que maneja la embajada norteamericana, el líder democristiano debe obtener un 62% de los votos, que se convierten en un 64% en el sondeo realizado por la Universidad Centroamericana (UCA). El porcentaje de los que no revelan su decisión sigue siendo muy alto, pero las proyecciones realizadas en la primera vuelta sobre la misma base demostraron un alto nivel de acierto.La prospección de la UCA revela que el 93,8% de los electores están decididos a votar. Esta altísima participación contrasta con la escasa fiabilidad que las elecciones merecen a los encuestados: solo un 22,9% cree en la pureza del proceso y un 35,% responde que tal vez.
A la hora de analizar las expectativas que abre esta votación, el escepticismo se hace todavía más patente. Un 22% cree que el próximo presidente no podrá poner fin a la guerra, y solo un 12% opina que sí. Un 30% adicional entiende que eso dependerá del elegido o de otras circunstancias.
El pueblo salvadoreño participa en este proceso electoral con escasas esperanzas. Solo Duarte trata de contagiar un optimismo desbordante. Su amigo el embajador norteamericano, Thomas Pickering, se ha encargado de anular cualquier oposición militar que pudiera obstaculizar su toma de posesión, el próximo 1 de junio.
En el horizonte de la derecha, empieza también a admitirse la derrota inevitable. Aunque subsiste el odio visceral al candidato democristiano, tachado de criptocomunista en la propaganda de la campaña, no hay fuerzas organizadas capaces de dar un vuelco a la situación.
La patronal salvadoreña, que ha combatido a Duarte sin tregua, ha adoptado ante las elecciones la siguiente posición: "estamos listos para aceptar el resultado de las elecciones, sea quien sea el ganador, y dispuestos a trabajar con el nuevo presidente por la recuperación económica del país, siempre que se nos invite".
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