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Los humoristas gráficos exponen en Madrid su visión satirica de la clase política

El escritor Manuel Vicent definió el humor como la gracia santificante del político, en el curso de la presentación de una exposición sobre Humor y política, inaugurada el pasado jueves en la sede madrileña del Banco Exterior de España. Bajo el título de Humor y política se presentó en la sala de exposiciones del Banco Exterior de España una muestra que recoge 75 originales realizados por nuestros más célebres humoristas gráficos actuales.

Las principales figuras de nuestra clase política son vistas en esta colección de dibujos bajo el punto satírico que forman las plumas y pinceles de Máximo, Petrus, Ortuño, Molleda, Pablo, Ops, Alfredo, Eguillor, Peridis, Julio Cebrián, Forges, Chumi Chúmez, Summers, Martinmorales, Mena, Rater y Gallego y Rey.El objetivo de la exposición, amén de una revisión global de las diversas formas con que este género de comentario crítico de la actualidad política se construye, día a día, en nuestros medios gráficos de comunicación, ha sido también el de ofrecer su apoyo, mediante la venta de los originales exhibidos, al Centro Nacional de Ayuda al Toxicómano, una entidad formada por diversos tipos de profesionales (magistrados, fiscales, catedráticos, periodistas...) cuya labor se orienta hacia la concienciación pública sobre el problema de la drogodependencia y el mantenimiento de centros de desintoxicación.

Válvula de escape

Es, sin duda, en este sentido, que el presidente del patronato de la fundación del Banco Exterior, Francisco Fernández Ordóñez, calificaría la exposición como desintoxicante, como el apoyo conjunto de caricaturistas y caricaturizados a un mismo fin benéfico.El escritor Manuel Vicent, a cuyo cargo correría el grueso de la presentación, se refirió a la práctica de reírse de los políticos como una válvula de escape ancestral que permite al ciudadano liberarse de la pesadilla constituida por la constante inversión de los personajes de la política en todos los momentos de su existencia. Sin embargo, ironizaría Vicent, el mecanismo de la risa no pasa de cumplir una función semejante a las historietas de Carpanta, que permitían liberarse del hambre, pero sólo servirían para afianzar aún más a esos mismos políticos en el poder, un tanto en la línea del "ladran, luego cabalgamos".

Al referirse a la segunda vertiente de esta iniciativa, la de la toxicomanía, Vicent dijo adentrarse en un mundo mucho menos susceptible de humor y definió la droga como un suicidio carísimo, que debiera ser contabilizado en sus apariciones en los medios de comunicacion antes por el número de sus víctimas que por sus cuantiosos beneficios.

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