Augusto Pinochet ordena el secuestro de una revista y la detencion de su director, dentro de la cadena de agresiones a la Prensa chilena
Un miembro del séquito del general Augusto Pinochet pasó al presidente chileno el último número de la revista opositora Análisis cuando volaba recientemente de regreso a Santiago, tras una gira de dos días a una base militar en la Antártida. En su portada había un gran titular: "Que se vaya". En su interior se informaba de una encuesta que reflejaba que un 75,4% de los chileno quieren que Pinochet abandone el poder. El general se puso rojo de ira y estupor y, ordenó a sus asesores que secuestraran la revista y detuvieran a su director, Juan Pablo Cárdenas. Un episodio más en la larga cadena de agresiones contra la Prensa en las últimas semanas.Ahora, Cárdenas se enfrenta a una querella por injurias contra el presidente y sus abogados alegan que sólo puso en letras de molde lo que, según la encuesta, pide la mayoría de los chilenos.
La revista quincenal Cauce, una publicación que basó su espectacular aumento de tirada en los últimos meses en la denuncia de escándalos y corruptelas en el régimen, fue censurado y sus editores decidieron suspender su publicación hasta que se levante la censura previa. El Gobierno ordenó que los originales de esta publicación, al igual que los de La Bicicleta, Hoy y Apsi fuesen presentados a inspección de la autoridad competente antes de su difusión.
Al mismo tiempo, se ha promulgado un decreto que prohíbe a todos los medios de comunicación "resaltar o destacar" hechos que puedan "alterar el orden público".
Más allá de la censura de prensa, Pinochet volvió a echarse encima a la Iglesia, al responder a una invitación a la conciliación y la concordia con la siguiente frase: "Hay que meditarlo muy bien, porque estos señores obispos siempre han actuado muy parcialmente contra el Gobierno". Una declaración del comité permanente del Episcopado rechazó la imputación e instó a Pinochet a marchar decididamente en la transición a la democracia, con participación de la oposición y "dentro de un plazo acorde con las necesidades de este país".
El programa de movilización social contra Pinochet y su régimen entró, por otra parte, en una nueva y agitada fase, con una huelga casi total en las universidades.
Al mismo tiempo, unas 300 personas se concentraron el miércoles ante un centros de detención de la policía en Santiago, donde leyeron los nombres de personas presuntamente torturadas durante los 10 años de régimen militar.
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