El paro ha crecido más rápidamente en Cataluña que en el conjunto de España durante la 'etapa Pujol'
Cataluña es hoy la comunidad autónoma española con mayor índice de paro. Al finalizar 1983, el paro en España afectaba a 2.342.309 personas, un 17,81% de la población activa, mientras que en Cataluña el índice se elevaba al 19,2%, contabilizándose un total de 443.312 desempleados. Durante los cuatro años de gobierno de Jordi Pujol, el crecimiento del paro en Cataluña ha sido mucho rápido que en el conjunto de España.Entre finales de 1980 y 1983, el número de parados en España aumentó en 722.309 personas, registrándose un incremento del 30% en dicho período. En Cataluña el incremento fue considerablemente mayor. Desde final de 1980 -un mes después de divulgarse el Programa Acción Económica (PAE) del gobierno de Convergència i Unió (CiU)- hasta diciembre de 1983 el índice de desempleo aumentó hasta el 38%, con 152.283 nuevos parados.
Los optimismos del presidente Pujol, cuando el 5 de noviembre de 1980 señalaba que gracias a su Plan de Actuación Económica (PAE) cuatrienal se crearían o salvarían 90.000 puestos de trabajo, han quedado oscurecidos por el aumento neto del desempleo. Pujol afirmaba el pasado 14 de febrero, en declaraciones a un rotativo barcelonés, que se habían generado o salvado 73.000 empleos. El 8 de marzo el presidente volvía a resucitar el tema dando la cifra de 90.000 puestos de trabajo salvados en una conferencia pronunciada en el Círculo Financiero de Barcelona. Los 90.000 empleos se volvían a transmutar en 73.000 el 16 de marzo, en el debate que sostuvieron los candidatos a la presidencia de la Generalitat en el programa La clave.
Los 90.000 empleos -17.000 arriba o abajo- se habrían generado, según afirma Pujol, gracias a unas inversiones directas del orden de los 110.000 millones de pesetas realizadas por la Generalitat, y a 123.000 millones procedentes del sector privado, inducidos por la inversión pública. El hecho de que la crisis sea esencialmente industrial es, a la vista de las características de Cataluña, una de las razones fundamentales del incremento del desempleo, al margen de toda consideración política partidista.
Los instrumentos de acción macroeconómica contra el paro -líneas generales de política monetaria, fiscal y laboral- dependen casi completamente de la Administración central, debido al estado actual de los traspasos y a las limitadas competencias otorgadas a la Generalitat por el Estatuto de Autonomía. No obstante, el programa electoral de CiU de 1980, en su página 117, se comprometía expresamente diciendo que "en especial en lo que hace referencia a la lucha contra el desempleo, la Generalitat podrá luchar de forma mucho más eficaz que el propio Estado".
El Estatuto otorga a la Generalitat diversos instrumentos para luchar contra la crisis. Entre ellas, la investigación y obras públicas (artículo 9), planificación de la actividad económica y aspectos relacionados con la industria (artículo 12), constitución de instituciones que fomenten el pleno empleo y el desarrollo económico y social (artículo 52), constitución de empresas públicas (artículo 53) y fomento de sociedades cooperativas (artículo 55).
Marco autónomo
El intento de crear un marco autónomo para las relaciones laborales en Cataluña ha fracasado. Joan Rigol, el conseller de la materia, quiso impulsar desde el principio una política de pacto entre las distintas fuerzas sociales basada en la buena voluntad dialogante de las partes. Esta pretensión fue calificada desde algunos sectores de "política solidaria de inspiración cristiana". La falta de competencias ejecutivas en el terreno de la contratación laboral, en manos del INEM, ha dificultado las intenciones de Rigol de llevar a cabo una política directa de lucha contra el paro, por lo que se ha limitado a la de crear puestos de trabajo eventuales.En los presupuestos de 1983 se llegó a disponer de una partida de 2.604 millones de pesetas -denominada "para familias"-, para paliar la situación de los desempleados con bajos ingresos. La actitud de los partidos de izquierda, que calificaron a la citada partida de "plan de caridad", hizo que se reconsiderara esta posibilidad. Debido a ello, el conseller de Economía y Finanzas, Josep Maria Cullell, aprobó el traspaso de diversos capítulos de la citada partida, por un total de 1.692 millones.
Esta cuantía sería contabilizada por Joan Rigol como fuente financiera de un nuevo plan de acción, cuyo objetivo era crear trabajo directamente desde la Generalitat. Este cuarto plan Rigol, único gestionado y administrado por el propio departamento, pretendía crear 5.000 empleos. Según el INEM, a finales de marzo de 1984 sólo se habían contratado temporalmente a 2.400 personas, encauzadas a trabajar en yacimientos arqueológicos y limpieza de bosques, lo que ha valido al conseller el cariñoso apelativo de Rigol de los bosques.
De hecho, desde 1980 hasta 1984 los únicos planes catalanes que han funcionado han sido los del empleo comunitario, subvencionados por la Generalitat pero realizados directamente por los ayuntamientos. El Departamento de Trabajo ha puesto en marcha desde 1980 cuatro planes de empleo comunitario que han sido administrados por los ayuntamientos. En cuatro años se ha ofrecido empleo eventual a 14.979 parados, según datos oficiales.
El desempleo juvenil ha intentado combatirse a través de dos planes, también de empleo temporal. El primero, dotado con 434 millones de pesetas, dio trabajo a 1.200 jóvenes, mientras al segundo -que contó con una partida de 500 millones de pesetas- se acogieron 1.000 jóvenes.
La generación de empleo a través del propio Departamento de Trabajo se ha limitado, precisamente, al último plan especial 1983-1984, con el cual la Generalitat pretendía crear 5.070 puestos de trabajo, y en el que se incluían los 60 empleos de las polémicas oficinas de lucha contra el paro, ahora cerradas, o realizando "política de seguimiento". Según fuentes del Instituto Nacional de Empleo (Inem), en marzo de 1984, el Departamento de Trabajo sólo había contratado a 2.400 personas de las 5.070 prometidas en el plan.
La Comisión Mixta de Transferencias Administración del Estado-Generalitat aprobó, en la sesión plenaria del 4 de mayo de 1982, finalizar las transferencias desde la Administración central a la Generalitat de Cataluña el 1 de julio de 1983. En diciembre de 1983, no obstante, quedaron pendiente de transferencia varias materias e instrumentos de gestión reclamados por el Departamento de Trabajo de la Generalitat en las reuniones y ponencias de la Comisión Mixta. Entre las instituciones no traspasadas destacan el Instituto Nacional de Empleo (Inem), la Inspección de Trabajo y Seguridad Social (ITSS) y el Instituto Nacional de la Seguridad Social (INSS).
Conversaciones tripartitas
Tras ellos, Rigol lanzó dos planes más: las conversaciones tripartitas Generalitat-UGT-Fomento, para la aplicación del Acuerdo Nacional sobre Empleo (ANE) en Cataluña; y el proyecto de crear una red de asistencia contra el paro en coordinación con la Federación de Municipios: De estos últimos planes sólo salieron algunos documentos, como el firmado entre UGT y Fomento sobre las 40 horas de trabajo semanales.En 1990-1981, con 1.300 millones de pesetas se dio trabajo a 4.779 personas; en el 1981-1982, 800 millones para 3.000 parados; en el ejercicio 1982-1983, 1.500 millones para 3.200; y en 1983-1984, 1.800 millones para 4.000 personas.
Joan Rigol, conseller de Trabajo de la Generalitat, comenzó su política departamental con el intento de crear un fondo de empleo, sufragado a partes iguales por la patronal y por los trabajadores en activo. A este primer plan de empleo fracasado sucedieron diversos programas, que no eran más que modificaciones del primero.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.