Entre 6.000 y 8.000 niños sufren cada año en España malos tratos de sus padres o familiares más directos
El doctor Halfdan Mahler, director general de la Organización Mundial de la Salud (OMS), ha hecho una llamada de atención a todas las naciones para poner de relieve la necesidad de salvaguardar la salud mental y física de quienes serán los adultos del año 2000, con motivo de celebrarse hoy el Día Mundial de la Salud, bajo el lema "Salud del niño, riqueza del mañana". En España se producen cada año entre 6.000 y 8.000 casos de malos tratos a niños por sus padres o familiares más directos, aunque la ausencia de estadísticas fiables remite la evaluación del problema a los cálculos extrapolados de médicos pediatras especialmente interesado en el tema.
Uno de los factores que imposibilitan hoy en España esa salud integral que para los niños se reclama es el problema de los malos tratos, "que está lejos no sólo de disminuir, sino de estabilizarse", apunta el doctor Juan Bosch-Marín, director nacional de Unicef. Junto al número estimado de casos de malos tratos hay que considerar la opinión expresada en medios sanitarios de que, por una parte, se ha detectado una tendencia al alza de este problema (véase EL PAIS de 13 de marzo pasado), y por otra, que la responsabilidad de esta situación recae en los poderes públicos y sectores implicados, principalmente médicos y jueces, por la escasa atención dada al problema.España no cuenta -a diferencia de lo que ocurre en la mayoría de los países europeos y en otros 40 de todo el mundo- con estadísticas que ayuden a aclarar el alcance del problema. Esta carencia es reflejo, según el doctor Pedreira Massa, psiquiatra infantil, "de que los médicos no denuncian todos los casos de malos tratos con que se encuentran, porque el desenlace de la denuncia rara vez es favorable al niño", y también de la existencia, hasta hace aproximadamente seis meses, de una legislación estrecha y obsoleta que amparaba de manera expresa la violencia paterna bajo la fórmula de "correctivo para la mejor educación del hijo".
Se sabe que el índice de mortalidad causado por los malos tratos oscila entre un 5% y un 25% de los casos. Sin embargo, cuando se produce denuncia, y, no obstante, el niño es devuelto a una familia que continúa en las mismas condiciones sociales y psicológicas que cuando se produjeron las sevicias, la mortalidad puede ser de un 50%.
"No puede hacerse", apunta el doctor Bosch-Marín, "un retrato-robot de los padres que infligen malos tratos a sus hijos y es falsa la creencia de que pertenecen siempre a un estrato social bajo. Lo que ocurre en estos casos es que la mayoría de las ocasiones las clases acomodadas llevan a sus hijos a clínicas privadas".
El padre y la madre
Aunque la violencia rara vez se produce si uno de los padres se opone a ella, los pediatras han observado diferencias entre el padre y la madre. "El padre lo hace más frecuentemente, pero la madre con mayor gravedad" parece ser un axioma ya demostrado por quienes se ocupan de este problema. Los golpes y las quemaduras externas suelen ser las, secuelas de la violencia del padre, mientras que las fracturas, pinchazos y quemaduras internas (habitualmente con lejía) son producidas por la madre.El doctor Francisco Mendiguchía, estudioso de este problema y director del hospital psiquiátrico infantil Fray Bernardino Álvarez, de Madrid, piensa que el hecho de que haya familias numerosas en las cuales uno de los hijos es más frecuentemente maltratado se debe a las características especiales de ese niño, al cual denomina "niño pararrayos". "Éste suele padecer una serie de disfunciones que tienen la particularidad de no parecer enfermedades y que, por eso, no mueven a que sus padres adopten una actitud paciente". Esas disfunciones son las dislexias, que hacen fracasar escolarmente al niño, las encefalopatías mínimas, una de cuyas características es la inhabilidad motora a la vez que una actividad constante, lo cual conduce a que el niño sea un "rompedor de objetos", y las personalidades epileptoides.
No obstante ser estas patologías "factores de riesgo", lo que parece estar claro para los pediatras es que el "factor de riesgo" más decisivo radica en la personalidad y condiciones de vida de los padres. "No se entiende si no", apuntan, "el hecho de que casi el 50% de los niños maltratados sean menores de dos años, cuando las facultades motoras no están desarrolladas en ningún caso ni existe posibilidad de éxito o fracaso escolar".
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