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La compra de obras para el Museo de Arte Contemporáneo se hizo en cuatro días por 280 millones de pesetas

Los galeristas piden una clarificación del sistema estatal para el comercio artístico

La adquisición de obras de arte llevada a cabo por la Dirección General de Bellas Artes del Ministerio de Cultura el pasado mes de diciembre por valor de 280 millones de pesetas se hizo en cuatro días y sin el asesoramiento del patronato del Museo Español de Arte Contemporáneo (MEAC), aunque los que la llevaron a cabo, el director del MEAC, Alvaro Martínez Novillo, y el director general de Bellas Artes, Manuel Fernández Miranda, la llevaban considerando desde principios de año. Es la más importante compra de la historia del MEAC. El ministro de Cultura, Javier Solana, pidió disculpas al patronato del MEAC por no haber sido éste informado de las compras en una reunión celebrada a finales de febrero, según fuentes de este patronato. Miembros de este organismo han señalado durante los últimos días su descontento por la forma en que fue llevada a cabo la adquisición y han pedido más información sobre las actividades del centro.

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Cuadros de una compra

Esta adquisición también ha sido juzgada como precipitada y, en principio, injustificada, por galeristas españoles, entre ellos la presidenta de la asociación que agrupa a la asociación mayoritaria que los reúne, Evelyn Botella. Acusaciones de que podrían haber sido razones de orden político las que condujeran a la adquisición de un lote de 34 obras de la galería Rayuela han sido desmentidas por representantes de esta galería, que percibió trece millones de pesetas por la venta, la mitad de lo que en un principio se había estipulado.Manuel Fernández Miranda, director general de Bellas Artes, asegura que el procedimiento de compra ha sido totalmente regular, aunque reconoce que el nuevo patronato, creado en octubre, no fue consultado. El propio ministro de Cultura, Javier Solana, aseguró al patronato a finales de febrero que este tipo de actuaciones no se repetiría jamás sin el oportuno asesoramiento, según fuentes del patronato. Fernández Miranda señaló que la Junta de Adquisiciones, de carácter estatal, es la que valoró las compras. Es la primera vez que se adjudica a esta junta la decisión final de esta polémica compra, cuya responsabilidad se atribuye a los directores de Bellas Artes y del Museo Español de Arte Contemporáneo.

La compra de 34 obras de arte por trece millones de pesetas a la galería Rayuela, propiedad de la esposa de Miguel Fernández-Braso, autor de un reciente libro de conversaciones con el vicepresidente del Gobierno Alfonso Guerra, fue prevista a principios de 1983, según señaló ayer el propio Fernández-Braso, por el director del MEAC. La gestión se formalizó prácticamente doce meses después, y se realizó por la mitad del dinero que Braso cree que vale la obra vendida. En el lote figuraban pinturas, dibujos y serigrarlas firmadas por Mompó, Joan Miró, Jardiel, Javier Valls, Orlando Pelayo, Brinkmann, Sáez, Le Parc, Juan Genovés, Echauz, Orcajo, Carlos Mensa, Antoni Tàpies, Eduardo Chillida, Antonio Saura, Josep Guinovart, Isabel Villar, Antonio Quirós, Francisco Peinado, Luis Gordillo, Vostell, Hernández Pijoan y una serigrafía de Bacon. Fernández Miranda ha declarado a este periódico que las obras son representativas de sus diversos autores, pero que entre ellas no se halla ninguna de sus aportaciones más importantes. A esta misma galería le fue comprado, según el propio Fernández Miranda, un lienzo de Pablo Palazuelo en 5.475.000 pesetas.

Primeros contactos

Una información recogida en su último número por la revista Cambio 16 que vinculaba esta compra a la galería Rayuela -que la revista situaba en una cifra más alta, 100 millones de pesetas, desmentida- con el reciente libro de Fernández-Braso sobre Alfonso Guerra ha sido desmentida oficialmente y por el propio autor del libro. Fernández-Braso asegura que cuando sostuvo los primeros contactos para que fuera efectuada la adquisición, en enero de 1983, "el libro no había pasado ni siquiera por mi imaginación". Considera el escritor, director de la revista Guadalimar, vinculada también a Rayuela, que la galería ha vendido en otras ocasiones al museo, "y nunca he escrito libros ni sobre Adolfo Suárez ni sobre Leopoldo Calvo Sotelo".Dice Fernández-Braso que el lote que él ofreció al MEAC se valoraba en 36 millones de pesetas. El MEAC no le dejó otra alternatíva, según él, "que vender o dejarlo", y esta última opción no pudo tomarla. "Me hubiera gustado decir si o no, pero no pudo ser. El museo sabía en qué situación económica nos hallábamos y sabía que no había otra salida que la venta". No cree Fernández-Braso que la supuesta desvaloración de la obra adquirida suponga un desdoro para el prestigio de los artistas, "porque los museos de todo el mundo compran a precios que no tienen nada que ver con los que hay en el mercado".

Fernández Miranda señaló ayer que parte de las obras adquiridas a Rayuela fueron seleccionadas por él, aunque Fernández-Braso declara que la selección la hizo Martínez Novillo. Señaló que era práctica habitual de las galerías hacer ofertas al MEAC para vender obras en depósito. El director general de Bellas Artes persiste en que no hubo precipitación en la compra, porque hacia meses que sabía lo que quería comprar en espera de conseguir los 280 millones. La confirmación de la disponibilidad económica, proveniente de diversas partidas presupuestarias del ministerio, que tendrían que haberse gastado al término de 1983 y que no se habían liquidado, se produjo el 26 de diciembre. El 31 de diciembre la compra ya estaba firmada. Dos meses después el patronato del MEAC recibió disculpas por no haber sido consultado dada la precipitación con que debieron ser hechas las adquisiciones.

Protesta de galeristas

La presidenta de la asociación de galeristas, Evelyn Botella, que representa a 40 profesionales de este sector, señaló ayer en Madrid que este tipo de adquisiciones debía ser asesorada por una comisión cuyo funcionamiento ella desconoce si ha tenido efecto. En cualquier caso, "habría que planificarlas mejor y decidir cada año qué obras se necesitan para el museo, porque si no se puede caer en la tentación de pensar que se cae en el amiguismo". En el sector, dice, "hay sorpresa por el contenido y el alcance de las compras, aunque no hay ninguna opinión formada porque falta averiguar si estas compras eran o no imprescindibles para la colección del museo. Nosotros no tenemos medios para averiguarlo". Evelyn Botella piensa que "todo lo que se refiere al arte y que no esté claro es malo".Antonio Machón, propietario de la galería madrileña del mismo nombre, opina que es fundamental que se realice una rigurosa política de compras de obras de arte. Cree que esta labor puede ser desarrollada por el patronato del MEAC y le parece lamentable que este organismo no haya sido consultado cuando se planeaba la compra más importante que hasta ahora realizaba el museo.

Respecto a la polémica compra de obras de arte, Antonio Machón dice estar muy dolido. "Da la impresión de que no hay obras importantes, que hay mucho resto de cosas. Se nota que no había ningún estudio previo antes de hacer las adquisiciones porque si no no me explico cómo es posible que sólo haya una obra de Tàpies importante, cuando en el Pompidou hay tres, o de Chillida, que sólo hay dos cosas. La misma escasez se repite con Antonio López o con Palazuelo. Me temo que las críticas al régimen anterior en materia atística se pueden seguir haciendo ahora. La obra gráfica, que es importantísima, interesa más a coleccionistas o se debe adquirir cuando gentes como Chillida o Tàpies cuentan con salas propias y no con una representación mínima".

Carmen Gamarra, una de las propietarias de la galería Alençón de Madrid, afirma que esta clase de compras debe ser decidida por un único equipo de expertos y especialistas encargado de hacer un estudio sobre las necesidades del museo. "Nadie más que ellos, sea un director general o un ministro, debe tener poder de decisión en un tema tan delicado como éste".

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