Pesimismo sobre las posibilidades de renegociar la deuda externa de América Latina
Un ambiente de profundo pesimismo en cuanto a la negociación de la deuda externa latinoamericana, existía en los contactos previos del vigésimo período de sesiones de la Comisión Económica para América Latina (CEPAL) que comenzó ayer en Lima. Muchos de los presentes llegaban de Uruguay, donde la asamblea general de gobernadores del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) -que reunió a más de 2.500 personas pertenecientes a países deudores y a banqueros y países acreedores- constató la dificultad de manejar una deuda que asciende a 3 10.000 millones de dólares, y que puede poner en dificultades al sistema financiero internacional.La reunión de la CEPAL consta de dos partes; en la primera -que se inició ayer-, expertos de los 34 países de la organización debatirán, las posibles soluciones a la renegociación de la deuda. La segunda parte, a nivel de ministros (a la que asistirá el ministro español Miguel Boyer), intentará llegar a algún tipo de decisión sobre el problema, cosa que parece bastante improbable. En el documento oficial de la CEPAL sobre la deuda se hace una crítica bastante explícita de las políticas de ajuste que ha impuesto el Fondo Monetario Internacional (FMI) para, conceder sus ayudas. "Desafortunadamente", dice el documento, "este ajuste ha sido exagerado por haberse realizado en un período de estancamiento o recesión mundial, por ir acompañado de un comportamiento procíclico de la entrada de capitales, y por haberse centrado en instrumentos que anulan la demanda antes que aprovechar la capacidad productiva nacional. De ahí que este ajuste haya conducido a fuertes caídas no sólo en el gasto interno, sino en la producción, con sus consiguientes altos costos sociales".
Sin embargo, si el problema de la deuda parece ser de los países latinoamericanos, los bancos acreedores, principalmente algunos norteamericanos, no están exentos de preocupación. Las afirmaciones del embajador argentino de Raúl Alfonsín, Hipólito Solari, en Buenos Aires, de que Argentina "no es un país en quiebra ni insolvente, sino una república con graves dificultades financieras que pagará solamente la deuda externa que sea legítima", ha causado consternación en medios financieros que así se expresaron en Lima.
Postura norteamericana
Fuentes bancarias reiteraron sus dudas de que Argentina pague los intereses de su deuda en el plazo previsto (mañana vencen 7.000 millones, de los cuales, 3.000 se encuentran atrasados desde 1983). Ante esta situación, el secretario del Tesoro norteamericano, Donald Regan, afirmó anteayer en Washington que se estaban desarrollando conversaciones para intentar llegar a algún arreglo de renegociación. Si no se produjese este arreglo de última hora, algunos bancos de los Estados Unidos deberían proceder a una reducción contable de sus beneficios anticipados, colocando a Argentina en la lista de morosos.Lo que ocurra en este caso con Argentina será estudiado con mil ojos en la reunión de la CEPAL en Lima, ya que otros muchos países podrían seguir el ejemplo argentino, conduciendo a una situación inmanejable. Aunque se quiera, no se puede pagar. La situación se ha complicado con la subida reciente del prime rate (tipo de interés preferente) en Estados Unidos, lo que endurece las posiciones de los acreedores; los bancos norteamericanos se enfrentan así a la probabilidad de perder muchos millones de dólares por impagos de la deuda externa latinoamericana.
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