La CEE hará un frente común para rebajar las pretensiones pesqueras que sostiene España
La historia de las relaciones pesqueras entre España y la CEE es una historia de desequilibrio y debilidad española desde la nacionalización general de las aguas de la Comunidad en 1976. Aplicando el principio de la regresivad, la CEE ha ido cada año concediendo menos pesca en sus aguas a España. Ahora la situación es aún más complicada, al negociarse este capítulo, que será un escollo fundamental en la adhesión, pues el 23 de enero de 1983, tras una década de complicaciones, nació la Europa Azul, o política pesquera comunitaria, con un reparto entre los diez de los recursos disponibles. La CEE, que formará un frente común para rebajar las pretensiones pesqueras de España, pretende que la entrada española no rompa el equilibrio interno. Sin embargo, si unas dos terceras partes de la pesca española se lleva a cabo fuera de sus propias aguas, la pesca en la CEE solamente representa entre un 8% y un 9% del total de las capturas españolas.
En 1976, los Estados de la CEE, forzados por la actitud de otros países, se vieron obligados a declarar una zona económica exclusiva de 200 millas, que entró en vigor el 1 de enero de 1977. De la zona comunitaria fueron expulsados los pescadores soviéticos, japoneses y polacos. Los acuerdos con países terceros, como Estados Unidos o Canadá, se hicieron sobre una base de estricta reciprocidad.Al tener España poca pesca que ofrecer en sus propias aguas, habría sido expulsada de la pesca en la CEE de no mediar su carácter de país candidato. Por tanto, se llegó a un acuerdo marco, con negociaciones anuales, para fijar los contingentes de capturas y el número de licencias para los pescadores españoles en aguas comunitarias (en las zonas del golfo de Vizcaya, mar de Irlanda y norte de Escocia).
Pero a la vez, la CEE se dio cuenta, y Francia muy especialmente, de que en vez de dejar pescar a los españoles sería mejor venderles el pescado comunitario. Se trataba, además, de que, al llegar a la negociación del capítulo, España contara con una cuota lo más baja posible. En este período, el número de licencias otorgadas a España ha pasado de 200 a 106.
Algunos datos no llevan a engaño: la cuota de pesca de merluza (a la que hay que sumar el doble de especies asociadas) pasó de 15.500 toneladas en 1979 a 7.900 toneladas en 1984, es decir, una reducción del 49%, mientras aumentaban las importaciones de pescado provenientes de la CEE. El déficit comercial de pescado de España frente a la CEE se dobló entre 1981 y 1982. Entre 1976 y 1982 las importaciones españolas de pescado comunitario (fundamentalmente francés, danés, británico e italiano) aumentaron en un 80%. En sentido inverso, sólo en un 26%.
Algunos factores más han venido a reducir la pesca real española en la CEE: desde noviembre de 1983, para las. licencias se consideba igual el rendimiento de palangreros (pesca con anzuelo) y arrastreros, mientras que anteriormente la relación era de uno a tres Parte de la reestructuración de la flota española se había hecho en sentido inverso, lo que permitía pescar más de lo declarado. Además, se ha establecido este año por vez primera un cupo total de 5.000 toneladas para la pesca de gallo y de rape. Todo el mundo sabe que estas normas se rompen constantemente. Las listas negras de pesqueros españoles que han infringido las normas comunitarias son amplias.
En enero de 1983, los diez se ponían, finalmente, de acuerdo sobre una Europa Azul, aunque sólo fuera para el Atlántico y mar del Norte. Sobre la base de criterios científicos y económicos, se fijaban unos cupos de capturas por especies y zonas, que se reparten entre los Estados miembros anualmente. Para este reparto -o difícil equilibrio- se toman también en cuenta los acuerdos entre la CEE y países terceros.
Frente común ante España
La Comisión Europea está elaborando -debería estar lista esta semana- una propuesta de declaración comunitaria de este capítulo, que sería presentada -con eventuales cambios- por los diez a España en Luxemburgo el 9 de abril. Va a ser uno de los puntos más espinosos de la negociación de adhesión, y en este caso se plantean problemas para España, pues los diez están más o menos de acuerdo.
Otro de los problemas importantes de cara a la negociación de este capítulo es la exigencia francesa de ampliar la Europa Azul al Mediterráneo antes de la adhesión de España, el futuro de las empresas mixtas que España mantiene con otros países y los derechos históricos de pesca en algunas zonas del litoral francés.
La capacidad de pesca de la flota española, señala la CEE, representa un 60%. de la capacidad pesquera de los diez. De hecho, la capacidad española se ha reducido de 817.000 toneladas en 1977 a 738.468 en 1982, aunque el número de barcos haya aumentado ligeramente. Pero solamente un 23,3% de estos 17.000 barcos tienen menos de 10 años de edad. La reestructuración se impone tan urgentemente que la CEE parece querer forzarla. De hecho, los socialistas franceses han pedido una ayuda preadhesión para paliar en algunas zonas del norte de España los efectos sociales y económicos de esta reconversión.
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