La visita a Damasco del viceprimer ministro soviético Aliev reactiva la presencia de la URSS en Oriente Próximo
La Unión Soviética, que los acuerdos de Camp David y la derrota de su aliada siria, frente a Israel en el verano de 1982, habían prácticamente expulsado de Oriente Próximo, efectúa ahora un retorno con fuerza en la región, que ilustra la visita oficial iniciada ayer en Damasco por Gueidar Aliev, miembro de origen musulmán del Politburó del Partido Comunista de la Unión Soviética (PCUS) y primer viceprimer ministro.
El programa de la primera estancia, desde hace cuatro años, de un dignatario soviético en la capital siria no ha sido revelado, pero se da por descontado que se entrevistará con el presidente sirio, Hafez el Assad, que acaba de cosechar un importante éxito diplomático al obtener la anulación por su homólogo libanés, Amín Gemayel, del acuerdo firmado entre Líbano e Israel.Moscú se felicitó de la abrogación de "este documento impuesto a Líbano por EE UU e Israel", al tiempo que opuso su veto en el Consejo de Seguridad de la ONU a una resolución francesa, e impidió así el envío a Beirut de cascos azules, decisión que permitirá a Siria, país con el que concluyó en noviembre de 1980 un tratado de amistad y cooperación, jugar un mayor papel aún en la capital libanesa y sus alrededores.
En virtud de ese tratado sirio-soviético, el Kremlin mantiene en territorio sirio a unos 7.000 consejeros militares y, según fuentes israelíes, ha proporcionado en los 20 últimos meses material bélico al Ejército de Damasco por valor de 375.000 millones de pesetas.
El fracaso de la política norteamericana en el mundo árabe ha incitado incluso al moderado rey Hussein de Jordania a renunciar a llegar a un acuerdo con Yasir Arafat, líder de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), para aceptar como eje de una futura negociación el plan de paz propuesto hace dos años por el presidente Ronald Reagan. El monarca hachemita y el jefe de la resistencia se esfuerzan ahora por recabar el apoyo soviético y europeo hacia la convocatoria de una conferencia internacional sobre Oriente Próximo, proyecto que coincide a grandes rasgos con una propuesta del fallecido presidente Leonid Breznev.
Una delegación mixta palestino-jordana viajará en los próximos días a Moscú y Arafat declaró al diario kuwaití Al Anbaa, antes de emprender ayer viaje a Aminan, que "una iniciativa conjunta jordano-palestina para convocar una conferencia de paz sobre Oriente Próximo era inminente".
Arafat llegó ayer a la capital jordana para entrevistarse con el presidente de China Popular, Li Xiannian, y mantener un encuentro con el rey que, según el portavoz del Palacio Real, "será de mera cortesía" y no se enmarcará en la ronda de conversaciones jordano-palestinas.
Consciente del papel preponderante de Damasco en la región, Arafat reiteró al mencionado rotativo kuwaití, que "estaba dispuesto a llegar a una solución con Siria", país del que fue expulsado en junio pasado, pero reconoció que la reciente visita a la capital siria de su "ministro de Exteriores", Faruk Kaddumi, no había producido resultados positivos".
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