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Los obispos italianos, preocupados y descontentos por el nuevo concordato

Juan Arias

Los obispos italianos, en un documento firmado por la Conferencia Episcopal y entregado al jefe del Gobierno, el socialista Bettino Craxi, manifestaron ayer su descontento y preocupación ante el nuevo concordato entre la Santa Sede y el Estado. Mientras tanto, los periódicos italianos subrayan en sus titulares que "el catolicismo ya no es religión de Estado" y "Estado e Iglesia son ahora independientes y,soberanos".En el documento de los obispos se afirma que "los católicos no son extranjeros en Italia" y que "la religión cristiana no es problema privado en este país, como lo demuestran hasta las cruces plantadas en calles y plazas". Y acusan al nuevo concordato de haber dejado en el tintero "problernas nuevos y urgentes" de la vida social contemporánea, como "la defensa de la vida", es decir, el aborto, la promoción, de la familia, la lucha contra las nuevas formas de marginación o el problema de los medios de comunicación social.

Por lo que se refiere a los cambios fundamentales que sobre el tema matrimonial presenta el nuevo concordato, los obispos subrayan que para nada ha cambiado "el valor de la doctrina católica sobre el matrimonio".

En cuanto a la afirmación de que el catolicismo ya no es religión de Estado en este país, donde desde ahora toda las confesiones religiosas, cristianas y no cristianas, tendrán los mismos derechos, el documento de los obispos recuerda que esto nada quita "a los valores de la religión católica", la cual, afirman, "está en la entraña del pueblo italiano, hasta el punto de que es la levadura de su historia, de su civilización y de su cultura".

En una palabra, que el nuevo concordato, que ha recibido el visto bueno de Juan Pablo II, el primer papa no italiano de los últimos siglos, y la aprobación del 90% de Las fuerzas políticas, incluida esta vez la propia oposición comunista, no gusta, en cambio, a los obispos.

Acuerdos pendientes

Quizá por ello el Papa ha puesto como presidente de la comisión Iglesia-Estado -que deberá ahora estudiar toda una serie de acuerdos concretos como, por ejemplo, cuáles serán las instituciones religiosas que deberán quedar exentas de impuestos y cuáles no- al obispo auxiliar de Milán, Attilio Nicora, y no a un eclesiástico de la Curia romana.Por lo que se refiere al hecho de que el Vaticano haya aceptado ahora, con un presidente socialista, llegar a la firma de un acuerdo cuya gestación ha durado largos años, todos los observadores afirman que el artista de esta operacíón ha sido en realidad el secretario de Estado del Vaticano, cardenal Agostino Casaroli, hombre del diálogo y de la ostpolitik vaticana.

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