_
_
_
_
Tribuna:
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Nuevas prevenciones contra el infarto

Los periódicos americanos acaban de dar a conocer los resultados obtenidos en el estudio de prevención del infarto de miocardio llevado a cabo bajo la dirección del Instituto de Corazón, Pulmón y Sangre de los Institutos Nacionales de Sanidad de Estados Unidos, y cuya publicación en el Journal of the American Medical Association se anunciaba para estas fechas.El estudio, realizado en 12 centros diferentes de Estados Unidos y Canadá, ha durado 10 años y participaron en él, como sujetos, 3.806 varones de 35 a 59 años de edad que no mostraban signos de enfermedad coronaria al comienzo del estudio. Se trata, por tanto, de lo que denominamos un estudio de prevención primaria.

Los participantes en el estudio fueron seleccionados atendiendo al nivel de colesterol de su plasma sanguíneo. Todos ellos tenían cifras superiores a los 265 miligramos por 100 mililitros de plasma, y la media del grupo era de 290 miligramos por 100 mililitros. El grupo es, por tanto, representativo de los individuos que se encuentran en el 5% superior de la distribución de niveles de colesterol de la población masculina americana.

Todos los participantes fueron sometidos, en primer lugar, a una dieta moderada en cuanto a su contenido de grasa, que produjo por término medio un descenso de un 3,5% en la cifra inicial de colesterol total del plasma. Los participantes fueron entonces distribuidos al azar en dos grupos iguales, en cuanto a nivel de colesterol y otros factores de riesgo (presión arterial, número de cigarrillos). Todos los sujetos, en ambos grupos, continuaron alimentándose con la dieta moderada hasta la terminación del experimento; pero la mitad de ellos (grupo experimental) recibieron, además de un tratamiento consistente en la administración oral, varias veces al día, de una resina sintética (colestiramina) capaz de reducir el nivel plasmático de colesterol. La otra mitad (grupo control) recibió, en cambio, una sustancia sin efecto sobre la cifra de colesterol, administrada de la misma manera. El diseño experimental fue, pues, el que denominamos doble ciego, lo que quiere decir que ni el sujeto ni el médico conocían el grupo al que aquél pertenecía.

Al final del experimento, los sujetos tratados con la resina mostraron una reducción media de la cifra de colesterol equivalente a un 13,4% de la cifra inicial, lo que corresponde a un descenso medio de 39 miligramos de colesterol total por 100 mililitros de plasma. La reducción fue aún mayor en la fracción de colesterol plasmático transportada por la lipoproteína de baja densidad (LDL), que correspondió a un 20,3% del nivel medio inicial & los sujetos. La reducción del nivel de colesterol transportado por la lipoproteína de baja densidad (LDL) fue mucho menor en los sujetos que no recibieron la resina (7% a 8% del nivel inicial).

A la terminación del estudio se habían producido 155 episodios coronarios en el grupo experimental y 187 en el de control. El tratamiento con la resina rebajadora del nivel plasmático de colesterol aparece asociado con una disminución tanto del número de infartos mortales como de los no mortales. Las datos dados a conocer indican una reducción de un 24% en el número de infartos mortales y de un 19% en los no mortales.

Los autores del estudio concluyen que una reducción del nivel de colesterol del plasma equivalente a un 1% del nivel inicial se acompaña de una reducción de un 2% en la frecuencia de accidentes coronarios.

Es fácil comprender el entusiasmo de la Prensa americana ante los resultados de este experimento, anunciados por los investigadores de los Institutos Nacionales de Sanidad de Estados Unidos. La relación entre los niveles plasmáticos de colesterol total y la probabilidad de padecer infarto de miocardio ha sido repetidamente demostrada de manera incontrovertible en muy diversas poblaciones. Del mismo modo, la posibilidad de rebajar los niveles plasmáticos de colesterol por medios dietéticos fue claramente demostrada hace ya 30 años en el Laboratorio de Higiene Fisiológica de la Universidad de Minnesota, del que yo formé parte desde 1954 a 1975, y en otros laboratorios en diversos países.Grasa y colesterol

En nuestros estudios pudimos demostrar la relación entre el contenido de grasa de la dieta y los niveles de colesterol del plasma, y en una larga serie de experimentos, los doctores Keys, Anderson y yo pudimos establecer las relaciones cuantitativas entre la composición en ácidos grasos de la grasa de la dieta y su efecto sobre los niveles plasmáticos de colesterol en el hombre.

Las ecuaciones derivadas de los resultados de estos experimentos permiten predecir el efecto de una grasa dada sobre la cifra de colesterol si se conoce su composición en ácidos grasos. Dichas ecuacions permiten diseñar las dietas destinadas a reducir la concentración plasmática de colesterol y han sido utilizadas para calcular las dietas empleadas en muchos experimentos de prevención y las recomendaciones dietéticas vigentes en muchos países.

En los últimos 30 años se han realizado numerosos experimentos de prevención del infarto de miocardio por medios dietéticos, tanto de prevención primaria como de prevención secundaria (es decir, en sujetos supervivientes de un infarto de miocardio). Aunque muchos de estos experimentos han dado resultados alentadores, la verdad es que ninguno de ellos ha dado resultados tan evidentes como el que hoy comentamos. En este sentido, parece justificado admitir que, como afirman los investigadores de los Institutos Nacionales de Sanidad, éste es el primer estudio que demuestra de manera concluyente que la reducción del nivel de colesterol del plasma circulante es capaz de reducir de manera significativa la incidencia de infarto de miocardio, mortal y no mortal, en varones quienes por su elevada cifra de colesterol están expuestos, con un elevado nivel de riesgo, a padecer dicho infarto. Del mismo modo, los resultados apoyan el papel de la lipoproteína de baja densidad (LDL) en el desarrollo de la lesión ateromatosa, cuya consecuencia es el infarto de miocardio.

No hay en los datos de que dispongo en estos momentos información suficiente acerca del comportamiento de la fracción de colesterol transportada por la lipoproteína de alta densidad (HDL), a la que en la actualidad se atribuye un papel protector frente al desarrolo de la lesión ateromatosa.

En resumen, pues, el experimento demuestra que la reducción del nivel de colesterol total del plasma y, más específicamente, de la fracción del mismo transportada por la lipoproteína de baja densidad (LDL), se acompaña de una significativa reducción del número de accidentes coronarios, tanto mortales como no mortales.

Pero no debe olvidarse que la reducción del nivel de colesterol ha sido obtenida con un agente medicamentoso, la colestiramina en este caso. La reducción de la cifra de colesterol causada por las modificaciones dietéticas utilizadas ha sido, evidentemente, muy modesta, y la diferencia entre el grupo experimental y el grupo de control ha consistido, fundamentalmente, en el tratamiento farmacológico, puesto que los dos grupos de sujetos consumieron la misma dieta.

Para quienes estamos interesados en la prevención del infarto de miocardio por medios dietéticos, la cuestión que plantean los resultados de este nuevo experimento radica en la posibilidad de obtener mediante modificaciones de la dieta habitual descensos del nivel plasmático de colesterol comparables a los obtenidos con la colestiramina. El doctor Rifkind, director del estudio, ha señalado que una dieta estricta, de bajo contenido en grasas de origen animal, podría fácilmente causar una reducción de la cifra de colesterol total del orden del 10% al 15%.

Hace 10 años, con los doctores Anderson y Keys, describimos dietas capaces de producir descensos mayores de los niveles de colesterol en sujetos considerados normales y con niveles de colesterol plasmático muy inferiores a las de los sujetos del reciente experimento. Más recientemente, Lewis y sus colaboradores en el Reino Unido han descrito dietas con bajo contenido en grasas saturadas y ricas en residuo no digestible (lo que habitualmente llamamos fibra), capaces de producir descensos del nivel de colesterol del plasma y de la fracción de colesterol transportada por la lipoproteína de baja densidad (LDL) del orden del 24% al 29%, y del 31% al 34%, respectivamente. Estos descensos son, evidentemente, mayores que los observados en el experimento que comentamos.

El doctor Rifkind estima que la reducción de los niveles de colesterol en los miembros de la población americana que padecen niveles elevados podría reducir la mortalidad coronaria en aquel país en unas 100.000 muertes por año, lo que equivale a casi un 20%. de la mortalidad actual.

Los fármacos, añade el doctor Levy al comentar los resultados del estudio que nos ocupa, deben reservarse para individuos con cifras extremadamente elevadas de colesterol total, sobre todo cuando se acompañan de grandes elevaciones de la fracción de colesterol transportada por la lipoproteína de baja densidad (LDL), cosa que, en mi experiencia, ocurre en la inmensa mayoría de los casos.

Después de 30 años de incesantes esfuerzos y mucha controversia, el experimento que acabo de describir demuestra que podemos reducir eficazmente la mortalidad coronaría y la incidencia de infartos no mortales mediante la reducción del nivel plasmático de colesterol, como muchos hemos creído posible a lo largo de estos años.

Dada la importancia del infarto de miocardio como causa de incapacidad y muerte en nuestra sociedad, abrigo la esperanza de que estos datos merezcan la atención de los médicos españoles y de los organismos responsables de la sanidad del país.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_