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Miguel Boyer reafirma ante la OCDE que el déficit público español se reducirá al 3,5% del PIB en 1986

El ministro de Economía y Hacienda, Miguel Boyer, unió ayer su voz al coro de expertos, tanto europeos como norteamericanos, que han advertido cada vez más insistentemente sobre la amenaza que suponen los elevados déficit públicos de algunos países en las expectativas de recuperación de la economía occidental. En una referencia directa a la experiencia española, Boyer cifró como uno de los objetivos prioritarios de su política económica la reducción del déficit público, del 6% del producto interior bruto (PIB) registrado en 1983 al 3,5% en 1986.

El ministro español intervino ayer, como uno de los dos ponentes sobre el tema concreto del déficit presupuestario y la deuda pública, en la sesión de apertura de la conferencia ministerial extraordinaria de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) que ayer comenzó en París bajo el lema genérico de Tendencias a largo plazo en las economías de la OCDE. Pese a las esperanzas que se habían cifrado respecto a esta conferencia, convocada a iniciativa del Gobierno socialista francés, la deliberada ausencia del ministro del Tesoro norteamericano, Donald Regan, y de los ministros de finanzas del Reino Unido y Japón devaluó la solemnidad del encuentro, con algunos ministros asistentes hablando sin recato de fracaso.Con todo, la primera jornada de la conferencia se convirtió en un alegato contra los elevados déficit públicos que registran algunas economías occidentales sobre la estrecha relación que existe entre los mismos y el estancamiento económico. Tanto Boyer como su colega francés, Jacques Delors, centraron sus intervenciones sobre este punto, en un esfuerzo obvio para hacer comprender los objetivos de sus actuales políticas económicas.

Con la mente puesta en su propia experiencia, Miguel Boyer manifestó que la economía española no ha sido ajena a la evolución general que han experimentado los déficit públicos en los países de la OCDE, que han visto doblados los porcentajes de los mismos, en relación con el PIB, entre 1979 y 1983.

Aun así, el porcentaje del déficit público de España en relación al PIB era dos puntos por encima de la media de los países de la OCDE a finales de 1983, como consecuencia, fundamentalmente, del desequilibrio presupuestario de la Seguridad Social, las pérdidas de las empresas públicas, el retraso en los planes de la reconversión industrial y, fenómeno mucho más reciente, los déficit de las comunidades autónomas. Sólo en las haciendas regionales y locales, el déficit ha pasado de 45.000 millones de pesetas en 1982 a 150.000 millones en 1983.

"En opinión de mi Gobierno", declaró Boyer, "para la fase próxima de recuperación económica que pretendemos obtener es imprescindible una reducción paulatina de los déficit públicos en la gran mayoría de los países de la OCDE, (...) incluso admitiendo sin reservas que el aumento del empleo y la disminución del paro constituyen objetivos fundamentales de la política económica".

Aparte de estas referencias concretas a la experiencia española, la intervención de Boyer, junto a la del representante norteamericano Beryl Sprinkel, se situó en un plano teórico y filosófico, tratando de establecer una relación entre déficit estructurales crónicos y determinados obstáculos y desequilibrios coyunturales en el tratamiento de aquéllos.

Flexibilidad contra el paro

Para Boyer, "el desempleo se puede considerar superficialmente como un problema coyuntural, y, sin embargo, las rigideces y la segmentación de los mercados de trabajo requieren cambios institucionales en el sentido de la flexibilidad". Lo mismo sucede, según Boyer, en el caso evidente de las pérdidas de las empresas públicas, que "no se arreglarán simplemente con una mejoría del clima económico general, sino que requieren readaptación de estructuras para atender a los cambios de precios relativos introducidos por los shocks petrolíferos".El ministro español hizo una referencia a las dificultades que plantea acometer soluciones correctoras de los déficit públicos. Según Boyer, la recuperación económica requiere inversión, que sólo puede venir por la vía del ahorro privado y de bajos tipos de interés. Pero las crecientes necesidades del sector público para financiar sus déficit, que han crecido de forma espectacular para el conjunto de los siete grandes países de la OCDE, al pasar de prácticamente cero del ahorro neto en 1973 a casi el 50% en 1984, han impedido la acumulación eficaz del ahorro, que ha caído significativamente, en porcentaje del PIB, desde un 11% en 1978 a un 8% en 1983.

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