Negro el 10
Este poema de Cortázar fue escrito recientemente para una carpeta de su amigo el pintor Luis Tomasello que iba a ser presentada estos días en París.Empieza por no ser. Por ser no. El caos es negro. Como es negra la nada.
Nace la claridad, su gallo triza el cielo,
se esponjan los Colores vanidosos.
Pero el negro se ahínca primigenio. Toda luz
en el carbón se abisma, en el basalto.
Les physiciens appellent corps noirs tous ceux qui absorbent intégralement les radiations reçues.
Encyclopaedia Universalis
Para mejor lanzarlos al asalto del día. (Goya pudo decirlo.)
Padre profundo, pez abisal de los orígenes,
retorno a qué comienzo,
Estigia contra el sol y sus espejos,
término de los cambios,
última estela de las mutaciones,
palabra del silencio.
Socavón en la sangre, en la memoria,
lo negro sube a la palabra, es la tormenta
rabiosa de los odios y los celos:
Otelo el Blackamoor, el moro negro
siempre, para el lívido Yago.
Su palacio nocturno: el sueño, el párpado
sedosa guillotina del diurno pavorreal
para que sólo las similitudes
desplieguen sus tapices de morado, de púrpura y
de óxidos,
harem del negro, esperma de los sueños.
Se diría que le gusta que lo aplanen, lo espatulen, lo
tiendan en lisas superficies, como se hace aquí. Se
diría que ama ser el trampolín desde donde saltan los
colores, su callado sostén. Todo es más contra el
negro; todo es menos cuando falta.
Cedes a estas metamorfosis que una mano enamorada cumple
en ti, te llenas de ritmos, hendeduras, te vuelves tablero,
reloj de luna, muralla de aspilleras abiertas a lo que
acecha siempre del otro lado, máquina de contar cifras
fuera de las cifras, astrolabio y portulano para tierras
nunca abordadas, marpetrificado en el que resbala
el pez de la mirada.
Caballo negro de las pesadillas, hacha del sacrificio,
tinta de la palabra escrita, pulmón del que diseña,
serigrafía de la noche, negro el diez: ruleta de la
muerte, que se juega viviendo.
Tu sombra espera tras de toda luz.
Babelia
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