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Crítica:
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

La música bien sonante de Cano y el estilo vienés del pianista Alonso

La Sinfónica de RTVE, dirigida por Odón Alonso, puso en sus atriles Dionisíaco, una bella página orquestal de Francisco Cano (Madrid, 1940) estrenada por la Orquesta Nacional, con Ros Marbá, en febrero de 1981 (véase EL PAIS, 24 de febrero de 1981). Cano pertenece a la generación que yo denomino de 1946 (los nacidos entre 1939 y 1953); tiene exactamente la misma edad que Villa Rojo, Otero, Carlos Santos y Berenguer, y es dos años mayor que Tomás Marco.El solo enunciado de nombres evoca la rica variedad de estilos y tendencias propia de esa generación, la primera que se libera, casi por entero, de las líneas de Darmstadt, que ni sigue ni combate: simplemente las tiene en cuenta como precedente histórico y apertura de posibilidades más técnicas que ideológicas. Dionisiaco es, para mí, sobre una página plena de atractivos y trazada con maestría, un ejemplo de la tendencia biensonante que recupera para la música el placer de escuchar. Quizá por esto puede ser entendida como neoimpresionista. Tiene de española -o, si se quiere, de latina- la concisión del lenguaje, la renuncia a la vanidad retórica y el sentido del color. Y ofrece el espectáculo sensorial e intelectual de una apretada transformación de elementos motívicos que funcionan a modo de imágenes sonoras. La versión fue excelente, y el público aplaudió repetidas veces a Cano, Alonso y los sinfónicos de RTVE.

Orquesta Sinfónica de RTVE

Director: Odón Alonso. Solista: José Francisco Alonso. Obras de Francisco Cano, Beethoven y Ricardo Strauss. Teatro Real, Madrid, 9 y 10 de febrero.

Antes de una versión brillantísima, muy acertada en la intención, plena de vitalidad y poder evocativo de la suite y valses de El caballero de la rosa, de Strauss (largamente ovacionada por el público), el maestro Odón Alonso y el pianista montañés José Francisco. Alonso lograron una bella, personal e interesante exposición del Concierto del Emperador, de Beethoven.

La constante ligazón del solista con el mundo vienés y quizá el que parte de la formación del director se hiciera también en la capital austriaca determinaron una fusión de estilo y una similitud de pensamiento tan evidenciada en los tiempos de grandeza sin retórica como en los momentos de más hondo lirismo. José Francisco Alonso, cuya última actividad madrileña fue el ciclo completo de sonatas beethovenianas, ha revalidado, y aun diría que agrandado, su éxito para dejar en todos una impresión excelente de su arte delicado y maduro.

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