La política de Reagan en Centroamérica lleva a una prolongación de la guerra, según Palme
En un debate político bastante singular, sostenido por el primer ministro de Suecia, Olof Palme, con un grupo de intelectuales mexicanos, todos los asistentes coincidieron al apuntar que la política de Washington en Centroamérica conduce a una prolongación de la guerra.Durante sus tres días de estancia en México, el político sueco no ha regateado elogios al grupo de Contadora ni críticas a la actual Administración norteamericana. Como corolario natural de sus discursos, Palme continuó viaje hacia Nicaragua, convirtiéndose así en el primer jefe de Gobierno de Europa occidental que visita ese país desde el triunfo de la revolución sandinista. A casi nadie pasó desapercibida la ausencia del embajador norteamericano John Gavin en la cena de gala ofrecida por el presidente Miguel de la Madrid.
Algunos sectores de la Prensa mexicana han puesto énfasis en la independencia de la política exterior sueca, comparándola favorablemente con las vacilaciones y compromisos atlantistas de otros Gobiernos socialdemócratas, como los de España y Francia.
En su encuentro con los intelectuales, en presencia del canciller Bernardo Sepúlveda, Olof Palme dijo que lo que más le había impresionado del informe Kissinger es la posibilidad de que la guerra en Centroamérica dure 15 o 20 años.
"¿Qué quedará de El Salvador después de eso?", añadió. El líder sueco se ofreció a cooperar en la reconstrucción de esas naciones, como ya lo hace hoy con Nicaragua.
En varias intervenciones públicas, el gobernante sueco ha abogado en favor del cese de toda ayuda militar del exterior en Centroamérica como primer paso hacia la paz. La política de disuasión por la fuerza debe ceder a la persuasión del diálogo, tal como propone el grupo de Contadora y como lo hizo en su día la comisión Brandt.
El viceministro sueco de Exteriores, Pierre Schori, comparó, por su parte, el informe de la comisión Kissinger con el proyecto trazado a comienzos de los años sesenta por la alianza para el progreso. Al cabo de los años, dijo, resultó que sólo Cuba había cumplido los objetivos reformistas que pro ponía la Administración Kennedy. "Ahora es seguro que sólo Nicaragua logrará el desarrollo social que Estados Unidos pretende imponer a los, países que entren en su plan de agresión contra los sandinistas". "Es probable", agregó, "que los dólares propuestos por la comisión Kissinger para Centroamérica vayan a dar a cuentas privadas en Miami. No se puede pedir que D'Aubuisson sea un reformista ni que Somoza se convirtiera en su día en un defensor de los derechos humanos.
Los amigos del grupo de Contadora proponemos un plan: que los 8.000 millones de dólares del informe Kissinger sean invertidos en Centroamérica, pero de acuerdo a los planes que propone el grupo de Contadora".
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