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La visita del presidente Hosni Mubarak a Marruecos marca el inicio de la reinserción de Egipto en el mundo islámico

El presidente egipcio, Hosni Mubarak, llegó ayer a Rabat para efectuar su primer viaje oficial a un país árabe desde que Egipto, fuera suspendido de la Liga Árabe en 1979. Mubarak permanecerá dos días en Marruecos y será recibido con todos los honores de jefe de Estado, aunque Egipto y, Marruecos no mantiene, por el momento, relaciones diplomáticas.El presidente egipcio acaba de efectuar una gira africana que le ha llevado a Zaire, Somalia, Kenia, Tanzania y Sudán. Ésta es también la primera visita de gran importancia del presidente egipcio, en relación con el conflicto de Oriente Próximo, desde que la pasada cuarta cumbre islámica de Casablanca, en enero pasado, le reintegrase en su seno.

El rey Hassan II contribuyó enormemente a este espectacular y victorioso retorno de Egipto a la comunidad islámica que preludia la reinserción de Egipto en la Liga Árabe, a decidir en la próxima cumbre árabe, cuya celebración estaba prevista para dentro de un mes en Arabia Saudí y que ha sido aplazada sin fijar nueva fecha.

El hecho de que Marruecos y Egipto no mantengan relaciones diplomáticas no ha sido en absoluto impedimento para que los dos países sostuvieran relaciones cordiales. Antes de esta visita, el rey Hassan II y el presidente Mubarak se entrevistaron en septiembre en Nueva York, donde asistieron a la de la Asamblea General de la ONU.

Salvar las apariencias

Los dos países intercambiaron visitas de funcionarios de gran responsabilidad con anterioridad. La última visita fue la del vicepresidente y ministro de Asuntos Exteriores egipcio, Kamal Hassan Alí, a Marruecos, el 13 de noviembre pasado.Durante su estancia en Rabat, Kamal Hassan Alí dijo que "lo más importante no es el intercambio de embajadores, sino la coordinación del mundo árabe. Bienvenido sea el restablecimiento de la solidaridad árabe basada sobre el fondo, y no sobre la forma".

La cuarta cumbre islámica encontró una fórmula para salvar las apariencias de una reinserción que equivale a confesar el error cometido por los árabes con la expulsión, en 1979, de Egipto que es el país más poderoso e influyente de todos ellos.

En la conferencia de prensa que ofreció el rey Hassan II al término de la cuarta cumbre islámica dijo, citando al presidente Mubarak, que "los acuerdos de Camp David ya están muertos y sólo viven en el ánimo de algunos árabes".

No obstante, Egipto ha reiterado -y así lo afirmó claramente en Rabat su vicepresidente, Kamal Hassan Alí- que "el recurso a la fuerza por Egipto (en la guerra de 1973) fue para colocarse en una posición de fuerza y llegar a una solución política, lo cual llevó a los acuerdos de Camp David.

Equilibrio político

La opción política de Egipto sigue siendo válida, así como la estrategia egipcia. El retorno de Egipto al seno del mundo árabe no es para instaurar un equilibrio militar, sino para favorecer un equilibrio político".Se trata de una postura que el rey Hassan II y los marroquíes en general comparten plenamente, sin menoscabo de su apoyo al pueblo palestino. La moderación del monarca marroquí a este respecto es bien conocida, y durante muchos años, primero Marruecos y luego Egipto, han sido los únicos países árabes que siempre mantuvieron abierta una línea de comunicación, directa o indirecta, con Israel, rompiendo así esa "barrera psicológica" que separa a los árabes extremistas de los extremistas israelíes, sin traspasar la cual no habrá solución al conflicto de Oriente Próximo. Sólo la izquierda palestina ha buscado un entendimiento parecido.

De todas maneras, únicamente Libia, Irán y Siria parecen actualmente verdaderamente opuestos a ese retorno egipcio. La oposición de Túnez, demostrada durante la cuarta cumbre islámica, parece más bien coyuntural y suscitada tal vez por la aprensión de ver trasladada una vez más a El Cairo la sede de la Liga Árabe.

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