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El escultor Miguel Berrocal resucita en Bruselas la historia de "Ios fieros guerreros almogávares"

Andrés Ortega

Los ancianos de las Ardenas han despertado de la mano de Miguel Berrocal quien, en esta operación a lo largo de tres años, ha resucitado a "los fieros guerreros almogávares" en la exposición Almogávares-Desperta ferro. Es el arte de la historia. En la galería Isy Brachot, de Bruselas, con esta primera presentación mundial del nuevo ciclo de Berrocal, los torsos gigantes, de madera y de bronce, de los guerreros sobre peanas blancas se multiplican como en un extraño bosque, recordando en cierto modo a extraterrestres primigenios, con un gran sentido de la unidad. Si el peso y volumen predominan, la madera de las obras originales aligeran el conjunto. la exposición estará abierta hasta el próximo 25 de febrero.

En el centro de cada obra, un yunque, corazón de los guerreros, sobre el que se asientan y se ensamblan las piezas, en el clásico estilo de Berrocal, con una facilidad que resulta por lo menos sorprendente, pero natural cuando la operación la lleva a cabo el artista. Desmontadas, las piezas brillan por sí mismas. Indudablemente son obras de madurez del artista malagueño de 50 años de edad.Son 10 yunques; son 10 torsos de guerreros. Cada yunque es diferente y de época diferente, de 1750 a 1850. Cada guerrero es diferente. El belga Jean Delogne -famoso en el campo de la arquitectura de los jardines- tenía en su casa una colección de yunques que cautivó a Berrocal por su belleza y presencia plástica Berrocal realizó un viaje por las forjas de las Ardenas con él para encontrar estos 10, que compró al peso. Tienen unas formas particulares para fabricar piezas repetidas de forja, hechas a mano Berrocal se encuentra con su propia historia. Estos yunques ilustran el paso de la artesanía a la primera industria en las Ardenas belgas.

Una epopeya fantástica

"Eran esculturas, pero yo no puedo hacer una exposición de yunques", señala el artista, recordando que sus primeras esculturas nacieron del "objet trouvé". "Esto era volver a mis fuentes". Así, Berrocal tuvo que combatir contra el yunque, darle vida; en otras palabras, "despertar al hierro". Durante un año los contempló en su jardín de Verona.Esta lucha contra el hierro coincidió con el descubrimiento de una crónica sobre los almogávares -"una epopeya fantástica, casi desconocida en España"-, uno de cuyos jefes, Roger de Flor, llegó a ser nombrado césar y que fundaron un ducado español en Atenas. Catalanes fueron los primeros megaduques, y retrasaron 100 años la llegada de los turcos. "Eran gente incómoda". Fueron mandados primero de Aragón a Sicilia y luego a Constantinopla, donde, de 1302 a 1311, extendieron su influencia hasta los confines de Anatolia.

Los nombres -Roger de Flor, Ramón Muntaner, Bernardo de Rocafort y otros siete- van, por orden de importancia, ligados al tamaño de las esculturas. Este es un "homenaje simbólico", pero también un diálogo con el material. Como señala Jean Dypréau, "por los golpes que da y que recibe, el guerrero es a la vez yunque y martillo, y parafraseando a Stendhal, 'tiene que hacerse martillo para no ser yunque".

Los originales rodean a los yunques históricos con madera. Era necesario este material "para hacer las piezas de esta talla -más de un metro de ancho- en un plazo razonable. Es un material bastante estable y fácil de trabajar". Pero no se puede dejar a la intemperie. De ahí las seis copias de bronce de cada pieza. Con otros 10 yunques, Berrocal va a hacer 10 cabezas. "No hay retratos de los almogávares, pero voy a tratar de darles rasgos de hoy día. No de militares, pues quizá no sea la gente más interesante a nivel cultural...".

Berrocal presentará su exposición antológica en Madrid el 18 de septiembre en el palacio de Velázquez, pero luego "tiene que circular". Esta exposición de los almogávares es una "carta de visita", pero, "encontrados los yunques en Bélgica, era lógico presentar la exposición en Bélgica". "Además", añade, "hago de relaciones públicas para España", presentando un aspecto de su historia. Berrocal se queja amargamente de que nadie está realmente interesado en su proyecto de fundación. Tiene una colección personal sumamente apreciable. Y en su fundición de Verona se han hecho innumerables obras de todos los grandes escultores de los últimos tiempos. Los modelos en yeso quedan allí. "Una colección increíble", opina Berrocal, pero 200 piezas ya se han estropeado a la intemperie.

Los originales de estos almogávares valen lo equivalente a seis millones de pesetas cada uno. Los de bronce, cinco millones de pesetas. Los pequeños múltiples, medio millón de pesetas.

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