Burguiba destituye al ministro del Interior de Tunicia por la 'revuelta del pan'
ENVIADO ESPECIALEl presidente tunecino, Habib Burguiba, destituyó ayer al ministro del Interior, Driss Guiga, un día después de que el propio jefe del Estado anulase la subida del precio del pan, que provocó la semana pasada serios disturbios en el país, con un saldo de 60 muertos.
El primer ministro, Mohamed Mzali, se hizo cargo del Ministerio del Interior, del cual tomó posesión por la mañana en una breve ceremonia, y el jefe de la guardia Nacional, Ahmed Ghedira, ha sido nombrado secretario de Estado para el Ministerio del Interior. Se trata de la primera consecuencia política de los pasados incidentes.
La decisión fue tomada ayer en una sesión de trabajo entre el presidente, el primer ministro, el ministro del Interior y Habib Burguiba, hijo, ministro consejero del jefe del Estado.
A la salida de la reunión Mzali anunció que Burguiba había decidido una modificación del Gabinete y que las funciones del Ministerio del Interior las asumía él mismo de ahora en adelante, junto a las del jefe del Gobierno. Mzali no dio ninguna explicación cocreta en cuanto a las razones de la destitución de Driss Guiga.
El estado de excepción y el toque de queda siguen vigentes, aunque atenuado este último por haber sido acortado en tres horas.
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El primer ministro tunecino, Mohamed Mzali, sale reforzado de la crisis al hacerse cargo del Ministerio del Interior
Viene de la primera páginaAyer también, el Ministerio de Educación tunecino publicó, un comunicado según el cual se prolonga hasta nueva orden el cierre de los establecimientos escolares primarios, secundarios y universitarios. El comunicado señala que ello se debe "a los daños sufridos por numerosos establecimientos escolares, debido a las preocupaciones pasadas".
Como parte de esa orden, seguirán cerrados también los internados y los comedores universitarios, lo cual obligará a los alumnos a permanecer en sus casas o a regresar a sus lugares de origen.
El Gobierno había informado el martes pasado, al ser decretado el estado de excepción y el toque de queda ' que las escuelas abrirían sus puertas ayer, sábado. No parece probable que las clases se reanuden la semana próxima, y en medios estudiantiles se estima que éstas no comenzarán ya tal vez antes de las vacaciones de fin de trimestre, que comienzan el 23 de enero, o, en su defecto, que sólo serán reanudadas unos días antes para que se puedan llevar a cabo los habituales exámenes de fin de trimestre.
El toque de queda decretado el martes -junto con el estado de excepción, un tanto mitigado este último por la decisión de acortar en tres horas el toque de quedase mantiene en pleno vigor. Las calles siguen patrulladas por la policía especial, y los blindados del Ejército ocupan todavía posiciones estratégicas en las esquinas y cruces principales.
Los helicópteros vigilan
Aunque la capital, Túnez, adquirió ayer de nuevo un aspecto de casi total normalidad y todos los comercios volvieron a abrir sus puertas, mientras la población acudía normalmente a sus ocupaciones habituales, helicópteros de la gendarmería sobrevolaban regularmente las arterias principales y los barrios periféricos y populares.
A pesar de la decisión del presidente Burguiba de anular temporalmente el alza del precio del pan y otros derivados de los cereales, el Gobierno, que ha debido ceder ante la enorme presión de la calle, no parece querer dar ninguna otra oportunidad a que grupos aislados o manipulados protagonicen nuevos incidentes.
El primer ministro, Mohamed Mzali -que de ser abucheado el viernes en las calles ha logrado dar un vuelco a la situación y salir reforzado con un ministerio más, tan importante como el del Interior, bajo su cuidado-, declaró ayer que él ya sabía desde el martes que era imposible seguir adelante con el aumento del precio del pan, pero que "sólo el presidente Burguiba podía restablecer la situación".
"Es un signo de sinceridad de parte del Gobierno", añadió Mohamed Mzali, "reconocer que quizá había sobreestimado la capacidad del pueblo tunecino de aceptar estos sacrificios económicos para sanear la economía del país".
Habib Achur, presidente de la Unión General de Trabajadores Tunecinos (UGTT), que también se vio privada de protagonismo en esta crisis por la decisión de Burguiba, visitó ayer al jefe del Estado para agradecerle su actitud.
A la salida del palacio de Cartago, Achur declaró que con su decisión "Burguiba salva a Tunicia de un gran desastre". Añadió que él y la UGTT, "aunque reivindicábamos una compensación salarial para los trabajadores, no creíamos que ello fuese suficiente para solucionar la crisis, y por eso creemos ahora que la salida ideal es la escogida por el presidente Burguiba".
Felicitaciones
A las felicitaciones de la central sindical al presidente se han unido también Ahmed Metiri, líder del recién legalizado Movimiento de los Demócratas Socialistas, y Mohamed Harmel, secretario general del Partido Comunista tunecino, legal desde 1981.
Ambos se han dirigido, el primero por teléfono y el segundo por carta, a Burguiba para felicitarle, y los dos han sostenido después que ellos mismos habían pedido que el alza del precio del pan fuese anulada por considerar que ésta era la única salida posible a la crisis.
Lo que nadie parece querer recordar en estos momentos es que en realidad el presidente Burguiba no ha cuestionado el fondo de la política del Gobierno de proceder a la eliminación de la caja de compensación -la subida del precio del pan- ni la política económica del Gobierno, sino que más bien no estuvo de acuerdo con la oportunidad y las circunstancias en que la subida fue decidida ni tampoco con la cuantía del incremento de los precios.
En cualquier caso, las subidas de los precios de los otros artículos de consumo menos esenciales -como la cerveza, vinos y licores, por ejemplo- que pedía Burguiba ya es efectiva desde ayer mismo, y el precio de estos artículos amaneció el sábado incrementado en más de un 20%.
.Todas las personas detenidas en estos días de disturbios han comenzado a ser liberadas, con excepción de aquellas que sean declaradas culpables de robo, pillaje o destrucción. En los tres meses que siguen, el primer ministro, Mohamed Mzali, deberá readaptar el presupuesto del Estado para compensarlo con los 43 millones de dinares (9.460 millones de pesetas) del déficit de la caja de compensación.
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