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El castellano es el idioma más estudiado por los japoneses después del inglés

En España no hay un solo departamento universitario de lenguas orientales

Aquí, en Japón, en el principio fue el verbo, el interés hacia el idioma español, que se ha situado en segundo lugar, inmediatamente después del inglés, y muy por delante del francés, del ruso, del chino, del coreano o del indí. Dieciséis departamentos de Lengua Española en otras tantas universidades, que registran el mayor número de solicitudes de matrícula, y miles de alumnos en academias y centros de de enseñanza de todo tipo ofrecen la prueba irrefutable.

El programa de aprendizaje del castellano ¿Cómo se llama usted? en la primera cadena de televisión, la estatal NHK, equivalente al inglés Follow me de TVE, la dedicación del 15% del presupueste del Ministerio de Asuntos Exteriores nipón al área iberoamericana, el aumento del turismo hacia España, la pujanza del comercio entre los dos países y los proyectos de intercambios culturales son otros tantos indicios sintomáticos de la atención que se nos concede en este archipiélago del Extremo Oriente, que se ha convertido en la segunda potencia económica mundial.Frente a este sumario balance, en España no hay un solo departamento universitario, no ya de japonés, sino de lenguas orientales. No hay, que se sepa, ningún diplomático, ningún militar, ningún economista, capaz de manejar este idioma, al que, de los españoles, prácticamente sólo han accedido, desde Francisco Javier, los jesuitas de aquella misión. Ahora empiezan a darse a conocer los primeros japonólogos españoles fuera de la esfera eclesiástica. Ése es el caso de los profesores Antonio Cabezas, Enrique Contreras y Justino Rodríguez, de jóvenes profesionales del periodismo, como Carlos Domínguez, o de las ciencias empresariales, como Ángeles Pelegrín, que han logrado familiarizarse con la lengua y con las técnicas japonesas.

Antonio Cabezas, profesor de la Universidad de Kioto, ha traducido al español algunas piezas de primera importancia en la literatura clásica japonesa como Un puñado de arena, de Takuboku, los Cantares de Ise, Manioshu, Hombre lascivo y sin linaje, de Saikaku, y Jaikus inmortales. Enrique Contreras, que enseña en el Departamento de Español de la Universidad de Tokio, elaboró el primer diccionario español-japonés, del cual se han vendido ya cinco ediciones, y ultima ahora otro diccionario japonés-español, que se disputará la venta con otros tres análogos que diversas editoriales anuncian en sus catálogos, lo que puede dar idea de la demanda existente en esta materia lingüística.

El Extremo Oriente, y más particularmente Japón, concentra la atención de todos los observadores, que siguen con el máximo interés el espectacular desarrollo económico de esta zona del mundo. Pero en España a muy pocos parecen interesar estas realidades. Por ejemplo, sólo la agencia Efe mantiene, más bien en precario, un corresponsal en Tokio, y nadie hace un seguimiento riguroso de cuanto concierne a la segunda potencia económica del mundo.

Una semana cultural

Todos los funcionarios de la Embajada de Japón en Madrid llegaron a la capital española con un aceptable conocimiento del castellano, pero la recíproca no es equivalente en la Embajada española en Tokio. El inglés es en Japón un recurso para la supervivencia, pero sólo con ese instrumento es imposible un mínimo de introducción ambiental.En las más importantes ciudades japonesas -Tokio, Osaka, Kioto- hay ya una masa crítica de estudiantes y de hablantes del idioma español que han sobrepasado el interés primario por la lengua y quieren saber de la cultura y de la historia. Esa demanda puede tener una primera respuesta en la semana cultural española que se proyecta para el próximo abril, con participación del presidente del Instituto de Cooperación Iberoamericana (ICI), Luis Yáñez; de Camilo José Cela; de Raúl Morodo, embajador de España en la Unesco; de Santiago Roldán, rector de la Universidad Internacional Menéndez y Pelayo (UIMP); de José Luis García Delgado, vicerrector de la UIMP; del pintor Eduardo Úrculo; de Fernando Savater; de Juan Cueto; de Luis Racionero y de Antonio Cabezas.

Todo ello con un promotor como Fernando Sánchez Dragó, que pretende comprometer en el intento al Ministerio de Cultura, al ICI, a la UIMP, a la Asociación de Hispanistas Japoneses, presidida por Yoshio Masuda, y a la Embajada de España.

En los medios universitarios y periodísticos japoneses se estima que si la semana cultural pretende hacer una primera presentación de España en Japón no debería prescindir en su nómina de las contadas figuras que ya tienen eco en aquel archipiélago, como el pintor Tápies, el escultor Julio López Hernández, el guitarrista Paco de Lucía, el escritor Rafael Sánchez Ferlosio, el poeta Rafael Alberti, el profesor Luis Díez del Corral, el bailarín Antonio Gades y alguno de los grandes cantantes y deportistas que cosechan éxitos multitudinarios en Tokio.

El programa a desarrollar en abril tiene una segunda vuelta en Santander, en la UIMP, con una Semana del Japón, dentro de los cursos del próximo verano.

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