Trío de ases

La pintura de Gustave Moreau Salomé bailando ante Herodes parece inspirar en gran parte el clima ambiental de la reposición de Herodiade, de Massenet, que ha tenido como director escénico a Jacques Karpo. La idea es acertada por cuanto la corriente estética simbolista -encarnada, entre otros, por el mencionado pintor- fue estrictamente contemporánea de la creación de Herodiade. Ocurre, no obstante, que este acierto inicial se evapora con el transcurso de la representación, al anquilosarse en un decorado único transformable gracias a unas escaleras de quita-y-pon con las que intenta otorgar variedad plástica al ambiente, cosa que no se consigue.Herodiade comparece de nuevo en el Liceo, después de más de 100 a o de su estreno en Bruselas (1881) y de 60 de su presentación en Barcelona. Artistas de la talla de Carreras, Caballé y Pons dieron un tono de altísima calidad a la representación de la ópera, pero no les fueron a la zaga el resto del reparto.

Después del éxito de su reciente recital, Carreras ratificó en su encarnación de Juan Bautista su gran clase como cantante de ópera y como actor. Una voz grata, rica en armónicos confirió honda expresividad a su cometido. Similar comentario nos sugiere la actuación de Montserrat Caballé. Pons, indiscutible figura estelar, con una voz poderosa y sugestiva, confirió real entidad dramática a su Herodes.