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Los bombardeos de la marina de guerra israelí aplazan hasta hoy la evacuación de los palestinos de Trípoli

La marina de guerra israelí consiguió, una vez más, aplazar la evacuación de 4.000 combatientes palestinos de esta ciudad, pero su líder, Yasir Arafat, se apresuró a declarar que la retirada de sus partidarios tendrá lugar "normalmente", aunque "con unas horas de retraso". Tres bombardeos en menos de 12 horas -dos navales y uno aéreo, según Arafat- contra las instalaciones portuarias han bastado para que los cinco barcos griegos que bajo pabellón de la ONU debían haber embarcado ayer a los fedayin y sus cinco navíos de escolta franceses prefiriesen aplazar su salida rumbo a Trípoli del puerto chipriota de Larnaca, donde se reagruparon el domingo.

"Está descartado que los buques zarpen de Larnaca a Trípoli si su seguridad no está completamente garantizada", afirmó el portavoz del Gobierno griego mientras los capitanes de los barcos se reunían a bordo del Clemenceau con los oficiales franceses para examinar la situación y Arafat se entrevistaba en Trípoli con emisarios galos y el embajador griego en Beirut, Evangelos Georgiou. Atenas obtuvo las garantías solicitadas y, a las ocho de la tarde, el capitán Tassos Koulounibis, del navío Vergina, anunció la partida de los cinco ferry boats.

Dos veces en la tarde del domingo, y una última ayer de madrugada, la artillería de marina se ensañó contra tres viejos cargueros anclados en el puerto, incendiando el barco chipriota My Chann y hundiendo otro libanés en los que podían haber sido in troducidas las armas semipesa das que ni la ONU ni Atenas per miten a los palestinos embarcar en los cinco ferry boats.

Noche de insomnioç

Un Arafat visiblemente cansado por una noche de insomnio, y excepcionalmente matutino, anunció ante la Prensa, a eso de las nueve de la mañana, una nueva concesión con la que espera probablemente acelerar su partida.

"He decidido", dijo, "entregar nuestras armas al Ejército libanés", y afirmó a renglón seguido que los aviones israelíes que sobrevolaron varias veces la ciudad habían "lanzado bombas de relojería que estallaron en el puerto de madrugada".

Navales o aéreos, los últimos ataques israelíes están dirigidos contra una zona portuaria desierta, pero en la que deberían atracar los barcos griegos y tienen, por tanto, un carácter más bien simbólico con el que el Gobierno de Tel Aviv pretende, probablemente, sembrar la confusión entre sus adversarios e impedir una salida ordenada y airosa de la ciudad sitiada, donde los palestinos leales a Arafat han permanecido mes y medio sitiados por los fedayin sublevados y las tropas sirias que les apoyan.

Si Israel hubiese querido desarticular la evacuación, sus cazabombarderos, más precisos y dañinos que las lanchas patrulleras, habrían disparado contra los cuarteles y oficinas palestinas, contra los lugares previstos para la concentración de los guerrilleros o contra las caravanas de camiones de la gendarmería libanesa que transportarán a los combatientes hasta el muelle.

Pero en algunos círculos diplomáticos no se descarta que con su bloqueo naval, que constituye un abierto desarlo a los cuatro países de la fuerza multinacional destacada en Líbano -EE UU, Francia, Italia y Reino Unido-, garantes ante Atenas de la segundad de sus ferry boats, Tel Aviv no intente postergar la retirada de los fieles de Arafat hasta que se reanuden los enfrentamientos interpalestinos a los que puso fin en noviembre un acuerdo sirio-saudí.

Ayer no se registraron incidentes en el frente que circunda Trípolo, pero los jefes rebeldes exigieron, por primera vez, en Damasco, "la dimisión inmediata" de Arafat.

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