Primer encuentro del jefe socialista del Gobierno italiano con el Papa
Con un gesto que nadie se esperaba, ayer por la mañana, Juan Pablo II recibió en audiencia al presidente de¡ Gobierno italiano, el socialista Bettino Craxi. Según informó a EL PAÍS el consejero político del presidente, el católico Gennaro Acquaviva, que le acompañó durante la audienchi, la entrevista había sido solicitada por Craxi, y la petición fue "muy bien acogida por el Papa".
Y así lo han demostrado las circunstancias que han rodeado ayer dicho coloquio del primer jefe de Gobierno socialista de este país y el Papa polaco. Aun que se ha tratado de una audiencia privada, se le dio toda la pompa de un encuentro oficial. Ya en la tarde anterior fue auto rizada la Presidencia del Gobier no a dar públicamente la noticia.En el Vaticano, Craxi, que iba vestido de azul marino y corbata roja, fue recibido con todos los honores por la Guardia Suiza y el prefecto de la casa pontificia.
El coloquio privado y a puertas cerradas de Craxi con el Papa duró 52 minutos. A continuación, Craxi fue recibido por el secretario de Estado, cardenal Agostino Casaroli, durante 45 minutos. Es decir, más tiempo que muchos jefes de Estado.
Según un comunicado oficial de la Presidencia del Gobierno, Craxi trató con el Papa "los aspectos comunes de los problemas de la paz y de la seguridad, la tutela de la libertad de los pueblos y de los derechos civiles". El comunicado agregaba que el presidente italiano quiso poner de relieve al Papa "la voluntad pacífica del Gobierno italiano" y agradecer a Juan Pablo II ", la obra de moderación y de alta misión de paz desarrollada por la iglesia". Al salir del encuentro, Craxi dijo que él, que no había visto nunca al Papa, se sentía honrado con la visita, que había sido muy interesante.
Craxi señaló que había hablado con el Papa también del nuevo Concordato entre el Estado italiano y el Vaticano, que, después de tantos años de estudio y polémicas, parece ser que está a punto, de ser firmado. Y sería paradójico que dicha firma llevara el nombre del primer presidente de Gobierno socialista.
Por parte de Craxi, este encuentro con Juan Pablo II, a quien en los tiempos de las polémicas contra el aborto había criticado duramente en pleno Parlamento, acusando al Papa polaco de injerencias en las cuestiones del Estado italiano, le confiere gran prestigio y le afianza *en su puesto. Y frente a la opinión pública, le absuelve de la ingrata misión de haber aceptado la instalación de los euromisiles en Italia. Por parte del Vaticano, Craxi puede ser en estos momentos un buen intermediario de la Santa Sede frente a los países del este de Europa.
Craxi, precisamente, va a empezar a visitar estos países, empezando por Rumanía, para seguir por Hungría y la República Democrática Alemana. Incluso se habla de la posibilidad de un encuentro de Craxi con el líder soviético, Yuri Andropov.
Como primer paso se habla de la posible próxima visita del ministro de Asuntos Exteriores soviético, Andrei Gromiko, a Roma.
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