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Se intensifica la presencia militar de EE UU en el Caribe

La invasión ha provocado el más serio enfrentamiento de Reagan con la Prensa

Las restricciones impuestas por EE UU a la cobertura informativa de la invasión de Granada, han provocado graves tergiversaciones de los hechos y el peor enfrentamiento, hasta ahora, de la Prensa norteamericana con la Administración Reagan. La cerrazón informativa tiene su oriÉen en la determinación de algunos altos cargos militares, convencidos de que la amplia cobertura periodística de la guerra de Vietnam fue la que predispuso a la opinión pública en su contra.Los altos mandos militares norteamericanos, que admiran la información censurada ofrecida por el Reino Unido en el caso de las islas Malvinas, aseguraron inicialmente a los periodistas, incluidos varios veteranos corresponsales de guerra, que las restricciones habían sido adoptadas por la propia seguridad de éstos. El secretario de Defensa norteamericano, Weinberger, dio plenos poderes al almirante Joseph Metcalf, jefe de las tropas norteamericanas en Granada, para que evitara la llega da de periodistas a la isla durante los primeros días después de la invasión y para que supervisara des pués las visitas organizadas. A las muchas preguntas acumuladas, Metcalf se ha complacido en afir mar que una de sus frases favori tas es "no tengo la más remota idea".

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Tergiversaciones

Las tergiversaciones comenzaron un día antes del ataque, cuando el portavoz de la Casa Blanca, Larry -Speakes, rechazó, calificándolos de "descabellados", los rumores previos sobre el plan de invasión. Luego resultó que Speakes no había sido informado sobre el proyecto. A resultas del bochorno, el portavoz de política exterior de la Casa Blanca, Les Janka, dimitió esta semana. Los portavoces oficiales no informaron adecuadamente sobre el número de ciudadanos cubanos y de soldados norteamericanos presentes en Granada. Los funcionarios estadounidenses revisaron vanas veces sus estimaciones sobre el número de cubanos en la isla, aumentando primero los cálculos iniciales, para disminuirlos después y coincidir finalmente con las afirmaciones cubanas, según las cuales hay menos de 800 hombres de esta procedencia en la isla. El Pentágono norteamericano no explicó por qué razón se duplicó de repente el número de marines que desembarcaron en la isla, que al comienzo eran 3.000 y en un abrir y cerrar de ojos se transformaron en 6.000, según los cálculos del máximo jefe de la operación, el almirante Wesley McDonald.

Otra información confusa hacía referencia al aeropuerto granadino de Perla, que según fuentes oficiales norteamericanas estuvo cerrado la víspera de la invasión. Más tarde se supo que cuatro vuelos charter salieron ese. mismo día de la isla.

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La incertidumbre se extendía también al número de víctimas registradas en el bombardeo, por error, del hospital psiquiátrico cercano a la capital, Saint George. Aunque oficialmente se ha hablado de 14 muertos, otras fuentes elevan el número a 50.

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