Los 'marines' orgullosos de haber ganado la batalla de Granada
ENVIADO ESPECIALLos soldados norteamericanos, profesionales y voluntarios en su totalidad, están orgullosos de su intervención en Granada. Algunos, con el pecho hinchado, muestran las armas soviéticas que han encontrado. Y se sienten fuertes de haber ganado una batalla contra los cubanos. Poco les importan las consecuencias internacionales de la invasión. "Eso concierne al Gobierno, no a nosotros", comentó un oficial. Nunca -y especialmente, los oficiales- critican a Ronald Reagan. Su lenguaje recuerda en algo a Vietnam, donde algunos oficiales han luchado, pero no sus soldados más jóvenes. Hablan de los commies (comunistas) y señalan a una niñita granadina que está bebiendo una cocacola como un triunfo.
Pero la Coca-Cola no había esperado a la invasión para entrar en Granada. Estaba ya allí. También alguna multinacional, como Texa co, que tiene depósitos de gasolina y de gas, pues Granda carece de estos recursos naturales. De hecho, estos depósitos fueron los pri meros puntos capturados por las fuerzas estadounidenses en la invasión. Y con sumo cuidado, pues podrían haber volado.
EE UU puede tardar vanas semanas en retirar sus tropas de Granada hasta que la situación se haya normalizado completamente. Algunos granadinos creen incluso que EE UU debería tener una presencia militar definitiva y permanente en este país, con un par de centenares de hombres.
Siguen en curso las operaciones para limpiar la isla buscando cubanos y granadinos que, supuestamente, se han echado al monte.
Si es así, los guerrilleros no tienen falta de agua, pero pronto carecerán de alimentos. Entre tanto, persiste el miedo al francotirador. Hay al menos un herido norteamericano por esta causa. Las fuerzas norteamericanas están peinando el interior de la isla principal, llamada de las especies y los pequeños islotes a su alrededor. Algunos marines se han marchado ya, pero son reemplazados por tropas venidas, entre otros lugares, de Puerto Rico.
Sir Paul Scoon, gobernadorgeneral de Granada y en cuanto tal representante de la reina Isabel II de Inglaterra, es la única figura constitucional que queda en la isla, o cerca, pues, según fuentes diversas, pernocta en un buque norteamericano hasta que pueda regresar a tierra, ya que se teme por su seguridad.
De 48 años de edad, sir Paul permaneció en su cargo tras el golpe de Estado que dio Maurice Bishop en 1979. Se desconoce aún por qué le autorizaron a seguir donde estaba. Estos días, de cuando en cuando, se dirige por radio a la población de Granada.
Sir Paul está intentando organizar un Gobierno interino que lleve cuanto antes a unas elecciones generales.
Entre otras cosas, habrá que organizar un nuevo ejército. Sir Paul ha pedido que los norteamerica nos se queden "cuanto tiempo sea necesario... Dos semanas o dos meses".
Persiste el miedo a hablar, pues los granadinos insisten en que parte del Ejército Revolucionario Popular (PRA) se quitó el uniforme para mezclarse entre los paisanos. Y así, entre susurros, un granadino señaló a este enviado especial que el que había ordenado ejecutar a Bishop y tres de sus ministros, poniéndoles de cara contra la pared, había sido un determinado teniente.
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