La opinión pública norteamericana comienza a cuestionarse la presencia de los 'marines' en Beirut
La opinión pública norteamericana comienza a interrogarse, bajo el choque de los casi 200 muertos, sobre el porqué de la permanencia de las tropas norteamericanas en Lilbano, expuestas a ataques terroristas en Beirut. Ronald Reagan, sin embargo, ha ratificado que los marines continuarán su misión en Líbano y no excluye la posibilidad de incrementar el número de soldados, pues "de nuestra acción en Líbano depende la paz mundial".
Reagan habló por televisión desde la Casa Blanca, con evidente inte rés por justificar ante los ciudada nos estadounidenses y el Congreso las razones globales que, hace 13 meses, prevalecieron a la hora de enviar 1.600 infantes de marina norteamericanos a Líbano. Reagan insistió en el carácter de fuerza multinacional pacificadora (integrada por tropas norteamericanas, francesas, italianas y británicas) que tiene la misión militar de EE UU en Líbano.Para el presidente Reagan, queda claro que "Estados Unidos no se dejará intimidar por el terrorismo". Todo lo contrario. "Los marines", dijo Reagan, "tienen una misión, y la misión continúa". "Analizamos todas las opciones posibles", continuó el presidente, "para garantizar la seguridad de nuestros hombres en Líbano". Para ello, confirmó la misión del general Paul Kelly, comandante en jefe de los marines actualmente en Beirut, quien propondrá al presidente cuáles deben ser las respuestas al ataque contra la base de los marines. Reagan concretó que considerará seriamente cualquier recomendación militar para aumentar el número de marines en Líbano".
El presidente norteamericano dio una dimensión de conflicto Este-Oeste a la guerra de Líbano. Hizo un trazo histórico de por qué EE UU está implicado en la guerra civil libanesa, de cuyo desenlace, según Reagan, depende la seguridad de Líbano, de Oriente Próximo (incluido el golfo Pérsico) y la seguridad "del mundo libre". Aunque las presunciones sobre los autores del atentado van en dirección a fanáticos islámicos de origen iraní, para la Administración Reagan está claro que, como único beneficiario de una eventual retirada de los marines de Líbano, estaría la Unión Soviética, a través de la presencia de Siria en Líbano.
Un asunto de todos
El presidente de EE UU repitió que la determinación de Estados Unidos de continuar en Líbano "no es un tema de Partido Republicano o Demócrata, sino un asunto de todos los norteamericanos". Con ello quiso recordar al Congreso que los intereses nacionales de EE UU están por encirna de las querellas partidistas sobre si los marines deben o no proseguir su misión en Líbano.
Las palabras del presidente fileron corroboradas por el líder de la oposición, el representante de la mayoría demócrata, Thomas O'Neill, habitualmente opuesto a la política de Reagan, quien considera que una eventual retirada de EE UU de Líbano "sería una victoria para los soviéticos". El Congreso está detrás del presidente en estas primeras horas de reacciones a la tragedia, a pesar de las reservas sobre la actuación inicial de Reagan por encima de la ley de Poderes de Guerra.
¿Qué medidas tomará EE UU? ¿Hasta cuándo permanecerán los marines? ¿Cómo puede defenderse mejor la posición de los militares de EE UU en Líbano, en un país en plena guerra civil? ¿Va EE UU hacia otro Vietnam, con los marines muertos en defensa de una causa difícil de entender para la opinión pública americana? Son preguntas sin respuesta, a pesar de las múltiples reuniones de Reagan con sus principales consejeros políticos y inilitares.
Ronald Reagan se refirió, en su mensaje televisado a la nación, a los principios de la defensa de la paz en Oriente Próximo. Citó el conflicto histórico entre Israel y los países árabes, el inicio del proceso de paz con los acuerdos de Camp David, la acción militar de Israel, que obligó a una salida parcial de las guerrillas palestinas de Líbano, el plan de paz presentado por Reagan en septiembre de 1982 (que contemplaba la creación de una federación jordano-palestina), y la necesidad de contribuir al restablecimiento de la seguridad en Líbano, en cuya tarea cayeron marines norteamericanos en el atentado de Beirut.
Poco después de la alocución de Reagan, el secretario de Estado, George Shultz, anunció su intención de viajar a Europa antes del fin de semana para mantener "consultas urgentes e intensas" con sus colegas francés, británico e italiano.
George Shultz no precisó el día ni el lugar en el que se llevará a cabe, la reunión con el resto delos ministros de Asuntos Exteriores de los países integrantes de la fuerza multinacionaL Fuentes del Departamento de Estado indicaron, sin embargo, que la reunión puede tener lugar el viernes o sábado próximos en París o Roma.
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