Laín
Laín o la representatividad. Una vez escribí un artículo sobre esto y se me cabreó un poco, aunque me escribió una generosa carta; ecuménico comoes. El otro, día ha representado a todo el pueblo, español con la lectura del mensaje antiterrorista, (Algunos intelectuales se creían "cabeza de manifestación" -hay quien sólo va a eso- y luego no ha salido ninguno -ja- ni en las fotos ni en los textos: a una manifestación hay que ir a dar la cara, pero no a los fotógrafos: se ve que les falta experiencia de lucha). Pedro Laín Entralgo -y lo cuento con cierto detalle en mi inminente Trilogía de Madrid (menospreciar las trilogías es como menospreciar el Cuarteto de Alejandría, yes, Lawrence Durrel incluido)- es un hombre que ha estado preso siempre en su representatividad, como uno lo está, modestamente, en su bufanda o su barroquismo. Laín es el español más representativo de los españoles, no se sabe por qué, en eVápice de los momentos históricos. Tiene, aparte tantos doñes personales, el donde la representatividad. Eso es un carisma, claro. Yo sólo represento (aparte representarme a mí mismo) al parado de mi esquina, que por cierto se ha pasado a los cigarritos negro / rubios de Paco Yndurain, que le estoy metiendo en el vicio. Pero Pedro Laín re presenta a toda España, sin que rer ni pretender, y en momentos como la manifestación del otro día, no se encuentra hombre más total e íntegro para el caso. ¿Por qué? Por la integridad, claro. Laín, de joven, soñó con hacer un autarquismo íntegro, hasta que le fueron desencantando de sus sueños, y hoy sueña una democracia íntegra. Es curioso cómo íntegro viene a equivaler a ético, sin que sepamos por qué. Las palabras fomican consigo mismas, entre sí, sin cuernos, y así es como crece / se hace un idioma vivo (ahora, Carol Maier explica mi Diccionario Chelí en USA, no por lo local, sino por lo linguopaladial. Toma castaña.) Laín es representativo como yo soy molón, maestro, y qué le vamos a hacer. Lo nuestro es de nacimiento, tron (qué buena defensa del idioma de la calle ha hecho el otro día Cela en este matutino / manchego). "El director de la Real Academia, Española pronunció ayer el sentir de los cientos de miles de españoles que se congregaron en Madrid y en otras ciudades para gritar en silencio su profundo rechazo contra la criminal carreta de ETA". Eran/ éramos como medio millón, oyes, y uno no iba a chupar cámara, que uno no ha sacado recientemente ningún libro y, sobre todo, uno está curtido en la lucha real contra el fascismo de izquierda / derecha y va a las manifestaciones (cuando va) a que ¡e partan el semblante, no a enseñarlo feo e intrépido. Lo que pasa es que ando buscando un tresillo de piel para mi penthowe, que la primera que llega cambia las copas de -sitio, guarda las porcelanas y lo pone todo a su gusto levantino finisterrae, con lo que, efectivamente, acaba el interesado teniendo siete casas. De España / Luxemburgo / Suiza / Francia me ofrecen prácticas y sensatas variedades en tresillos, pero son todos caros y la vida del adúltero está llena de renunciaciones. Esto no va contigo, maestro Pedro, que no maese, sino con los intelectuales que no supieron aggiornarse a tiempo, como tú, y abora corren delante o detrás de los reporteros gráficos, porque creen que la revolución se hace con perfiles épicos, aunque el suyo sea inenseñable.Quiero decirte, maestro Pedro, que hay los oportunistas del felipismo, como hubo los ocasionistas del franquismo / antifranquismo, y tú, por encima de todo eso, has salvado el raro don /maldición de la representatividad. Nos representas, qué le vamos a hacer. Más que un español, eres una antología de españoles. Más que tu elocuencia, importaba tu presencia.
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