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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Todo es posible en Granada

Los GOLPES de Estado se producen en los países del Tercer Mundo con frecuencia escalofriante. Son países generalmente pequeños, de escasa implantación en el concierto mundial, con una vida larga en el mundo, pero corta enla historia escrita. Esta situación de absoluto desconocimiento de la realidad de esos países es todavía más notable en España, donde África o la América no hispana apenas sí ocupan una línea en los manuales de cultura general. Cuando el coronel Dersi Bouterse logró afianzarse en Surinam, ex colonia holandesa, en 1982, el pánico se cernió sobre algunos círculos políticos latinoamericanos con fronteras comunes con ese nuevo Surinam, del que se ignora todo en nuestro país. Es el mismo mecanismo que lleva a perder el interés por los golpes, generalmente duros, que se abaten sobre los países africanos, ya sea Ghana o Alto Volta. Ahora le ha tocado el turno a la pequeña Granada, una islita caribeña de menos de 350 kilómetros cuadrados y con una población de 120.000 personas, inferior a la que ocupan los numerosos bloques de viviendas del madrileño barrio de Aluche y sus aledaños.Este desconocimiento sólo se rompe cuando así le interesa, por una u otra razón, a la potencia dominante en la zona. Con Granada, esa circunstancia se produjo cuando un joven barbado, Maurice Bishop, protagonizó el golpe incruento que en 1979 derribó al anecdótico Eric Gairy, un personaje de novela fantástica, lucidor de doradas cadenas y amante de estrafalarios amuletos. Bishop resultó ser de izquierdas y admirador, más o menos inquebrantable, de la Cuba castrista. Estados Unidos advirtió que esa pequeña finca de nuez moscada, rodeada de playas donde dormitaban sus turistas norteamericanos, podría ser sin el paraguas del despótico Gairy, un peligro para su seguridad nacional. Y alzó la voz para denunciar que Granada podría convertirse en un "formidable portaviones" de los soviéticos en caso de querer atacar al resto del continente.

Washington, desde la subida al poder de Bishop, trató de cortar aquel ejemplo de izquierda en una zona afecta a su política, vía Londres, antigua potencia colonizadora y actual succionadora de recursos y proveedora de mercados. El Caribe de habla inglesa es un pequeñísimo conjunto de islitas con regímenes que se podrían tildar de curiosos, con parlamentos de formas tradicionalmente inglesas, convertidos en las piezas de un mosaico ideado por el colonialismo para su dependencia de la antigua casa madre. Cuando alguien rompe esa mano de brídge, sea el laborista Michael Manley en Jamaica o el socialista Bishop en Granada, los mecanismos de cortafuegos se ponen en marcha automáticamente. Más aún en el caso que nos ocupa, teniendo en cuenta la amistad personal y política de Bishop con Castro.

Primero fue un subsecretario de Defensa, y después el propio Reagan, preocupados por elpasillo aéreo del Caribe, los que denunciaron el peligro militar de Granada para la seguridad de la zona. Los aliados europeos prefirieron mostrarse escépticos. Las noticias ahora sobre el golpe ayudan a la mayor confusión. Con la actual situación creada en Centroamérica, ¿qué significado puede tener la desaparición de Bishop?

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Si la actual junta en el poder, causante de la muerte de una parte del anterior equipo dirigente, es más procubana o, para seguir el lenguaje de guerra ffla, más prosoviética, todo hace suponer que una vez más Washington se habría equivocado permitiendo que se encaramaran al poder quienes menos le interesan. Durante cuatro años ha venido asfixiando la economía de la isfita todo lo que ha podido, ha acusado a sus gobernantes de venderse a Moscú, les ha indispuesto con otros países del Caribe inglés y ha procurado arrastrar las iras de los venezolanos contra el supuesto e inminente peligro que constituía el aeropuerto a medio construir en el pequeño país. Si se demuestra que Bishop no era el enemigo de Washington, ¿cómo explicar ese ahogo continuado? ¿A quién hay que adjudicar tan clamoroso error? ¿Por qué no utilizaron en su favor, con diálogo y acercamiento, la amplitud de criterio que ahora le adjudican al ya fallecido líder de la Nueva Joya?

A la vista de la reacción de La Habana llamando asesinos a quienes acabaron con Bishop, no es descartable por eso la teoría del golpe instrumentado por Washington., aun realizado por nominados izquierdistas. ¿Por qué, si no, querrían los cubanos acabar con un amigo? ¿En quel va a beneficiarles ese derramamiento de sangre, este escándalo mundial, estas primeras páginas en los periódicos occidentales? El tiempo, y no mucho tiempo, nos dirá cuál de las dos teorías son ciertas: si la que adjudica a un mayor izquierdismo el derrocamiento y asesinato de Bishop o la de quienes suponen que después de un primer período, más pronto que tarde, aparecerá alguien para reconducir el proceso y cambiar el sistema de alianzas en la zona, de forma y manera que el aeropuerto en construcción no sea ya amenaza para Washington. Todo es posible en Granada.

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