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Antonio Baciero presenta en Burgos toda la obra del compositor Antonio de Cabezón

La edición se considera única en la historia de la discografia española

Hoy, a la una de la tarde, en el Ayuntamiento de Burgos, se presentará el segundo y último volumen de las Obras completas de Antonio de Cabezón (1510-1566), con el cual se pone fin al registro de toda la música que se ha conservado de este genial compositor del siglo XVI. La recopilación en disco de todas las piezas musicales del célebre organista burgalés ha ocupado 15 elepés en total, siendo su único intérprete el pianista, organista y musicólogo Antonio Baciero (Aranda de Duero, Burgos, 1936).

La Fundación General Mediterránea, el Ayuntamiento de Burgos y el sello Hispavox, editor de las grabaciones, han sido las entidades patrocinadoras de una obra que se presenta como única en la historia de la discograria española.Esta magna producción discográfica ofrece varias vertientes que le dan una desusada proporción. La primera de ellas deriva de la gran calidad de la música. Cabezón, organista al servicio de Carlos I y Felipe II, es uno de los grandes forjadores de la evolución del teclado en Europa, en una época en la que el arte de la variación y el de la glosa, magistralmente practicados por él, eran incipientes.

Por otro lado, la calidad de la interpretación de Antonio Baciero es el fruto de un permanente contacto con la obra del compositor durante cerca de 20 años. La enorme complejidad,del tema cabezoniano, tan alejado en el tiempo de nosotros, ha obligado a Baciero a un esfuerzo suplementario para adentrarse en la comprensión del músico burgalés, profundamente espiritual y místico.

Una de las más destacables características de la edición es el extenso instrumental empleado, teniendo en cuenta que se trata de instrumentos de tecla. En este aspecto la variedad es asombrosa, pues en las Obras completas de Antonio de Cabezón Baciero ha utilizado casi una treintena de instrumentos, entre ellos muchos de carácter histórico que servían por vez primera a una moderna grabación, como el órgano del Real Monasterio de Santa Clara, en Carrión de los Condes (Palencia), o el portativo de Juana la Loca, que se conserva en Tordesillas (Valladolid).

Este último, sobre el que pudo poner sus manos el propio Cabezón, fue restaurado expresamente para esta grabación, al igual que otros instrumentos históricos de gran relieve. Así, el Museo Instrumental del Conservatorio de Música de París hizo restaurar la espineta italiana realizada en el siglo XVI por Antonio Hrena, y lo mismo se hizo con la espineta veneciana de la reina Isabel I de Inglaterra, conservada en el Victoria and Albert Museurri de Londres.

Albores del barroco

Para Antonio Baciero, uno de los momentos más emocionantes de la grabación fue precisamente cuando, en la capital inglesa, hizo sonar la música de Cabezón, tan querido por Felipe II, sobre la vieja espineta de la Reina Virgen, encarnizada enemiga del monarca español."Creo que hemos cuidado al máximo aspectos históricos de la grabación", asegura Antonio Baciero. "El organero Joaquín Saura, por ejemplo, reprodujo cuidadosamente un órgano de cámara del siglo XVI, cuyos vestigios se conservan en la colegiata de Nuestra Señora del Manzano, en Castrojeriz (Burgos), en uno de cuyos barrios, Castrillo de Matajudíos, nació Antonio de Cabezón.

El órgano de Santa Clara, en Carrión de los Condes, está justamente instalado en el lugar donde fue enterrada sor Luisa de la Ascensión, célebre monja mística procesada por la Inquisición y nieta del compositor, como hija que era de Jerónimo de Cabezón".

"He utilizado el piano moderno en dos de los discos porque, con Cabezón, el arte del teclado adquiere una dimensión nueva. No sólo estamos en los albores mismos del barroco, sino que es tamos asistiendo a la vez al arranque mismo de la gran histo ria de la literatura pianística. Creo que, con estas muestras, se esboza un punto de vista cierta mente renovador de la interpre tación pianística y de sus.posibi lidades de asimilación cultural e histórica" afirma el intérprete.

En ese largo peregrinar para dejar constancia sonora de casi tres centenares de piezas cabezonianas, Baciero ha luchado contra obstáculos de toda índole. Unas veces, la valentía ha consistido en grabar durante una larga noche, soportando las temperaturas de hielo del invierno castellano. Otras, dedicar un elepé íntegro al delicado clavicordio, caso insólito en nuestra discografia. Pero ahí está, al fin, la,obra, con su gran aparato documental, las ilustraciones gráficas y el hondo mundo sonoro de quien, como dijo su contemporáneo Cristóbal de Villalón, había hallado el centro en el componer.

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