Comisiones Obreras no se endurece; se ablanda el Gobierno
En las últimas semanas asistimos a una campaña orientada a debilitar las posiciones de los trabajadores y de sus sindicatos y a justificar una política de carácter monetarista con fines recaudatorios que se basa esencialmente en un ajuste duro, en un plan de estabilización al que no se osa llamar por su nombre, que se carga fundamentalmente sobre los trabajadores y capas medias de la sociedad española. Los autores de ello, el equipo Boyer / Solchaga - Boada / Moya, se instalan en la crisis, renuncian a salir de ella, aunque traten de hacer una gestión honesta de la misma, ya que no desean hacer las transformaciones de las estructuras, los cambios necesarios que la salida de la crisis exige.La crisis que vivimos es global, nacional e internacional, crisis que en el último período se agudiza con una semibancarrota del sistema financiero, tanto internacional como nacional; considerar que la salida de ella puede hacerse con una política de austeridad aplicada fundamentalmente -a los trabajadores y capas medias sin más, y esperar a que la locomotora EE UU nos arrastre en su hipotética reactivación, es un error en el mejor de los casos; en el peor, es una sumisión al gran capital nacional e internacional. No pocas veces las locomotoras marchan solas; otras veces pueden arrastrar algunos vagones, que en este caso podrían ser Japón, Alemania Occidental. Y los últimos datos que hay, procedentes de la Reserva Federal de EE UU, indican que esa locomotora que el primer semestre pudo ponerse en marcha, en el momento actual va al ralentí. Y nada ni nadie nos asegura de que no estamos en presencia, en el cuadro de las próximas elecciones para presidente de Estados Unidos, de una política económica electoralista pasajera.
Política antisocial
Por ello creo que es conveniente situar toda esa campaña que se ha hecho sobre la necesidad de que los sindicatos avalen la contratación temporal generalizada, el despido más fácil y más barato, la reducción de salarios, la renuncia incluso al propio programa del PSOE, lo que en su conjunto constituye una política antisocial y antisindical. Quisiera dejar claro, como ya señalaba en este mismo periódico el 18 de noviembre de 1982, en un artículo titulado El cambio posible y el cambio necesario, cuando saludaba la victoria del PSOE bajo el lema del cambio, y afirmaba un apoyo sin reservas a todo paso hacía adelante: "Aunque consideremos el programa electoral del PSOE insuficiente para hacer frente al paro y a la crisis", éste se sitúa en la línea de nuestra política de solidaridad contra el paro y la crisis. Reafirmamos plenamente esta postura. Hoy quiero insistir en lo que decía en aquel artículo: "Todo paso hacia adelante tiene que partir de esa mayoría aliada a los trabajadores, y en primer lugar a los sindicatos". Porque, como se indicaba entonces, "lo esencial del poder fáctico, del poder real, sigue en manos del aparato del Estado, de la gran banca y de la Iglesia, y cualquier democratización que afecte a estos sectores disíninuyendo su poder encontrará -como la historia nos demuestra- su oposición más enérgica. Por eso no debemos tampoco sobreestimar el poder político". Y continuaba: "Si nos, plegáramos ante las dificultades y la oposición de los poderes fácticos, tendremos el "cambio posible, insuficiente, y el nuevo desencanto"
En otro trabajo, titulado Aliados posibles y aliados necesarios, insistía en que el aliado básico más próximo, más seguro, el aliado necesario de un Gobierno de cambio, deberían ser los trabajadores. Si se empezara por hacer una serie de concesiones que frenaran el cambio, se abriría la vía a la desilusión, al desencanto, a la desmoralización del fundamental aliado. "Ante los trabajadores y el país la izquierda aparecería como una fuerza auxiliar del Círculo de Empresarios, de su política económica de más paro, más impuestos indirectos, recaudatoria...".
Después del Primero de Mayo, también en EL PAÍS insistía: "...exigir al Gobierno una política de reindustrialización y de reforma agraria integral, de control del sistema financiero, de creación de un fondo y un plan de solidaridad de cuatro años que lleve la democracia a los centros de trabajo".
Finalmente, dirigiéndome al presidente del Gobierno, indicaba: "Siéntese a negociar con los sectores sociales. Dé más participación a los trabajadores y sus sindicatos de clase".
La Prensa del día 24 pasado, engeneral, desde Abc, EL PAÍS, pasando por Diario 16, coincidía en caracterizar el presupuesto como "más presión fiscal y menos salarios en proporción a la inflación", la primera más centrada en las personas físicas y en el consumo que en las empresas, y, se decía que en materia de creación de puestos de trabajo el sector público va a ser parco en 1984. Que todo el peso de esta responsabilidad se dejaría en manos del sector privado de la economía. .
A estas alturas, y para reflejar este hecho de que el Gobierno se, ablanda, no hay más que citar algunos de los elementos del programa del Gobierno y las respuestas de los presupuestos que no conducen ni al cambio ni siquiera a cumplir el propio prograrrá del PSOE, que nosotros considerábamos insuficiente, pero positivo.
"El PSOE se propone crear niás de 800.000 empleos netos durante los cuatro años de gestión gubernamental". Hoy se reducen a 690.000 y el señor Alinunia acaba de anunciar que el número de parados crecerá este, aflo alrededor de 90.000. "La inversión pública actuará como motor de la economía", continuaba el programa. Hoy el ministro señor Boyer dice: "El presupuesto está piensado para fomentar la inversión privada...". La pública es prácticarriente inexistente su aumento real.
"Se propondrá un plan concertado". Ha pasado ya casi un año; en el Parlamento hay un proyecto de presupuesto para 1984 que el Gobierno se negó a negociar; podemos decir. -que no quedan más que dos años, 1985 y 1986, sobre los que se podría coricertar, pero de antemano con unas grandes líneas que podrían ser condicionantes. En el programa del PSOE y del Gobierno se decía: "Los acuerdos salariales anuales en la negociación colectiva deben garantizar el mantenimiento del poder adquisitivo de los salarios". Eso, a cualquiera que trate de entender las cosas incluso con sentido primario, significaría que un trabajador en 1984 podría comprar lo mismoque en 1983. Todo el mundo sabe que eso no será así, y que se van a rebajar los salarios y la capacidad adquisitiva. Se decía también: "Los trabajos temporales ecinstituirán un recurso excepcional". Y en realidad se nos está anunciando ya que el Gobierno intentará generalizar los contratos temporales.
"Durante el primer año se fijará el horario laboral en 40 horas semanales". Y es verdad que ha salido la ley, eso es positivo; pero el Gobierno se ha ablandado ante la CEOE, ante la gran patronal, y se atrasa al año que viene, si los trabajadores, naturalmente, no nos movemos para impedirlo.
"La asignación de recursos para la industrialización se realizará integrando las tareas de reestructuración, reconversión y creación de nuevas actividades industriales". El ejemplo de Sagunto indica que lo primero que se hace es cerrar instalaciones; después se planifica a marchas forzadas, sin un análisis serio de algunas industrias difícilmente viables y que no se sabe cuándo comenzarán.
Un sindicato independiente del Gobierno, de clase y democrático, como CC OO, tiene que decir que estos incumplimientos confirman que se está realizando una gestión leal y honesta de la crisis de un sistema económico dominado por el gran capital, pero no una política que conduzca a salir del paro y de la crisis, ni a construir una democracia avanzada, como indica la Constitución. Si no se negocia -y no hay que confundir la información con la negociación-, a un sindicato que tiene por misión fundamental defender los intereses de los asalariados de bata blanca y de mono azul, convergentes con los intereses nacionales, no nos deja otro camino que utilizar la vía constitucional de una movilización equilibrada como las que se han desarrollado en distintos lugares del país, desde Sagunto a Baleares, desde Cataluña al campo de Andalucía.
Reafirmo todo lo que sefíalo al comienzo, e insisto en que apoyamos al Gobierno en toda medida que democratice el aparato del Estado contra el involucionismo; que apoyamos al Gobierno en toda medida que modernice la sociedad y consolide la democracia, pero nos opondremos constitucionalmente a todo paso que vaya en la línea de ceder y retroceder, a toda política de enlizamiento cada vez mayor en la carrera de armamentos y en la OTAN. CC OO no se endurece. El Gobierno se ablanda ante los poderes fácticos nacionales e internacionales; CC OO sigue siendo un sindicato de clase, democrático e independiente.
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