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El Congreso aprueba la despenalización del aborto

El desinterés del Grupo Popular restó animación al debate

El voluntario apartamiento del Grupo Popular de cualquier clase de colaboración, aun por vía de una oposición activa, en el debate parlamentario sobre despenalización del aborto en ciertos casos restó brillantez a la discusión, que pareció suscitar mayor apasionamiento en la calle que en el hemiciclo.Como reconoció el único diputado del Grupo Popular que intervino en el debate, José, María Ruiz Gallardón, ya que la votación no podría dar la razón a las tesis contrarias al proyecto del Gobierno, "será el Tribunal Constitucional quien nos la dé". El proyecto legislativo quedará, así, sometido al arbitrio final de los magistrados por vía del recurso de inconstitucionalidad, y lo mismo ocurrirá, presumiblemente, tras el próximo debate de la ley de Educación (LODE). Con esto, el Grupo Popular convierte de hecho a este tribunal en una tercera cámara con poder último decisorio.

Acerca de esta eventualidad, el ministro de Justicia, Fernando Ledesma, al presentar el proyecto a la Cámara, recalcó que éste no se aparta del artículo 15 de la Constitución, que proclama el derecho de todos a la vida, pues precisó que este todos debe entenderse, como aplicado a los nacidos, y no a los por nacer. No puede considerarse, pues, casual la ausencia durante la mayor parte del tiempo que duró el debate (aunque algunos sí asistiesen a la votación), de las más relevantes figuras del Grupo Popular: Manuel Fraga se encontraba en Estrasburgo, en el Consejo de Europa; el portavoz, Miguel Herrero, en La Haya, asistiendo a una sesión patrocinada por la OTAN; el portavoz adjunto, Modesto Fraile, en un encuentro de la Unión Interparlamentaria, en Corea.

Así, el peso de la conducción de los parlamentarios del Grupo Popular durante estas jornadas de pleno recayó, en no pocos momentos, en el joven Rodrigo Rato, secretario del grupo. También fue de notar la ausencia de significativos diputados democristianos pertenecientes al PDP de Óscar Alzaga, comenzando por él mismo.

El rechazo a propiciar un verdadero debate sobre el proyecto dentro del ámbito parlamentario por parte del principal grupo de la oposición -que rehusó defender enmiendas particulares de algunos de sus propios diputados- contribuyó no poco a restar interés a las intervenciones de los representantes de otros grupos y, prácticamente, a anular el sentido de este debate. Las enmiendas de las minorías catalana -defendidas por un miembro de la democristiana Unión Democrática de Cataluña- y vasca tuvieron un carácter claramente restrictivo del proyecto gubernamental. La necesidad de contar con un mayor control médico e incluso judicial fue acaso el rasgo más sobresaliente de estas enmiendas, cuyos defensores insistieron en que el proyecto del Gobierno, pese a su carácter limitado, supone de hecho un portillo hacia la legalización de cualquier tipo de aborto. Tampoco fue aceptada por el partido del Gobierno la enmienda comunista. que pedía la introducción de la llamada cuarta indicación (posibilidad de abortar también por razones económicosociales).

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