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Tribuna:Ante el desarme / rearme europeo
Tribuna
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El despliegue de los euromisiles una decisión poco popular

Andrés Ortega

Salvo en el Reino Unido, las encuestas muestran generalmente que una abrumadora mayoría de la opinión pública de los otros cuatro países -Italia, RFA, Bélgica y los Países Bajos- directamente implicados en él despliegue de los euromisiles de la OTAN rechaza dar este paso. No es sorprendente, pues, que algunos de estos Gobiernos tengan dificultades internas con esta cuestión, que promete, sin embargo, en opinión de un diplomático próximo a la OTAN, un otoño menos caliente de lo que se temía.La verdadera preocupación estriba en que, según otro diplomático, ya se han trillado en Ginebra casi todas las cuestiones técnicas. Este no es el problema. Lo que falta es una decisión política por parte de Moscú y Washington. En estos momentos, sin embargo, una solución en Ginebra no es una alternativa a un despliegue: inicial en diciembre de los 572 misiles Pershing II y de crucero norteamericanos. Es más, los soviéticos han conseguido acotar un problema bien visible: ¿se han de contabilizar o no los sistemas nucleares franceses y británicos? Este es un tema que bien podría dividir a la Alianza Atlántica.

La tesis soviética es compartida en este punto, en EE UU, por un estudio de la Library of Congress y por el ex director de la Agencia para el Control de Armanentos y el Desarme, Paul Warnke. Fue el Parlamento holandés el que el mes pasado se pronunció en idéntico sentido.

EE UU se ha visto presionado por negociar con más talante político, ante todo para satisfacer a las opiniones públicas en Europa. Y algunas cifras pueden cantar. Según diversas encuestas recientes, en la RFA un 75,5 % pide que el despliegue sea cancelado o demorado si fracasan las negociaciones de Ginebra. Un 59 % del los italianos está contra el despliegue, mientras en Bélgica la cifra correspondiente alcanza un 79 % (más elevada aun entre los flamencos y entre las mujeres).

La incertidumbre de Holanda

Es Holanda el país que más incertidumbres provoca. Aunque en junio el Gobierno democristianoliberal de Rudd Lubbers reveló el eventual emplazamiento de despliegue de los 48 misiles. que le corresponde -Wonsdrecht-, por el momento ha decidido río pronunciarse sobre el tema. Lubbers incluso ha compartido en cierta manera la tesis de que hay que decir a los británicos y a los franceses que "hay que tener un proceso de negociación que a la larga no excluya ningún tipo de armas nucleares".

Con un fuerte movimiento pacificista apoyado por el Consejo Interiglesias para la Paz, el Gobierno holandés no está convencido de contar con suficiente mayoría en su Parlamento para apoyar la decisión de admitir los misiles en su territorio. No habrá decisión holandesa hasta el verano de 1984 y los misiles, en cualquier caso, no serían instalados hasta 1986.

Aunque el Gobierno belga apoya en principio el despliegue, tampoco tomará hasta diciembre de 1983 o enero de 1984 una decisión en firme sobre el tema. Ya ha designado oficiosamente a Florennes como posible base.

El nuevo Gobierno italiano de Benito Craxi ha reafirmado su compromiso para el despliegue, que comenzaría en Comiso (Sicilia), con cierto "retraso técnico", a partir de marzo de 1984. Pero el propio Craxi ha presionado a favor de nuevas alternativas de negociación, mostrando especial interés por la modalidad a que llegaron los negociadores en sus "paseos por los bosques". El Partido Comunista Italiano, si bien condenó la doble decisión de la OTAN de 1979, se ha mostrado relativamente cauto en sus declaraciones y sobre todo en sus acciones contra el despliegue.

Es la RFA la que plantea una situación más compleja. La victoria electoral del canciller democristiano Helmut Kohl no ha resuelto los problemas que tiene ante su opinión pública. Por algo este verano urgió de nuevo un desbloqueo de la negociación por medio de la fórmula flexible de los "paseos por los bosques". Por su parte, la oposición socialdemócrata, con importantes elementos en su seno a favor de demorar la fecha de diciembre para el comienzo del despliegue, está aún por definir claramente su posición.

En la RFA, el movimiento por la paz ha aumentado su credibilidad, con algunas manifestaciones, bien organizadas y controladas, que resultaron realmente pacíficas. En opinión de algunos militares de la OTAN, este resultado ha conseguido dar al movimiento una auténtica credibilidad. El problema, según manifestaron fuentes atlánticas, es que en Europa occidental el movimiento por la paz de esta década no está promovido por la URSS, sino que responde a una general desilusión con las ideologías de Este y de Oeste, que hace más difícil afrontarlo.

El Reino Unido podría ser una, excepción a la regla del malestar' general. Según dos encuestas realizadas por MORI, en enero de 1983, un 54 % de la población se manifestaba en contra de los misiles. En mayo, la situación había cambiado y un 52 % se pronunció a favor.

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