Recuerdo de la juventud de Pablo Neruda en el décimo aniversario de la muerte del poeta chileno
Hoy, viernes 23 de septiembre, se cumplen 10 años de la muerte del poeta chileno Pablo Neruda. Tanto en su propio país como en numerosas ciudades del mundo se celebran actos para recordar la vida y obra del premio Nobel de 1971. En Madrid, en la sala de exposiciones del Banco Exterior de España en el paseo de la Castellana, 32, se abre una exposición dedicada al poeta en la que por primera vez se exhiben 45 cartas y 16 poemas manuscritos enviados a Albertina Rosa Azócar entre los años 1923 y 1935.
La identidad de Albertina -Marisol, Marisombra, Rosaura...- era prácticamente desconocida hasta hace escasos meses. Reconocida ahora como la inspiradora de 20 poemas de amor y una canción desesperada, su historia, los años de su vida que ocuparon la atención del poeta, estaban guardados en una caja de zapatos dentro del cajón de un viejo mueble.El período amoroso-poético que Albertina Azócar ocupa en la vida de Pablo Neruda está considerado como el momento lírico más importante del poeta. Los dos se habían conocido cuando estudiaban francés en el Instituto Pedagógico de Santiago. Ella con 19 años y él con 18. Sin embargo, parece que sus relaciones fueron más epistolares que personales debido a las continuas separaciones que se vieron obligados a sufrir.
Las cartas (sólo se exhiben 45 de las 111 que le envió) ofrecen la curiosidad añadida de haber sido escritas en cualquier clase de papel que tuviera a mano: folios con el membrete del diario El Mercurio, los pliegos utilizados en la consigna de equipajes de la estación ferroviaria en la que trabajaba su padre y toda clase de restos de papel salvo los convencionales pliegos de cartas.
La propia Albertina Rosa Azócar cuenta en el prólogo de la edición facsímil, no venal, que se ha hecho con los manuscritos cuenta que a su hermano Rubén -también poeta y, más tarde, gran amigo de Neruda- no estaba muy feliz con la relación porque "mi familia era muy conservadora y los poetas tenían mala fama". La diferencia económica entre las respectivas familias debió ser otra de las causas que dificultó la relación.
A través de los textos que desde hoy se exhiben en las vitrinas de la sala de exposiciones del Banco Exterior, se puede conocer que Albertina Azócar nunca hizo demasiado caso al poeta. En las cartas, Neruda se queja repetidas veces de que ella no le escribe e, incluso, en varias ocasiones la exige que le siga, porque, de lo contrario, dará por terminada la relación.
Ella justifica su apatía amorosa refiriéndose a que él "era joven y enamoradizo. Cuando me escribía tenía acá dos, tres, cuatro amores. Es verdad que se quejaba en sus cartas de que yo no le escribía, pero es que mi carácter es así. Yo le quería mucho, pero no soy de esas personas que se muestren apasionadas ni ninguna de esas cosas".
Añade después Albertina que sus relaciones, reducidas a largos paseos, se prolongaron durante año y medio después, mientras él seguía en santiago, ella se fue a Concepción para terminar sus estudios. Una posterior enfermedad suya" su viaje a Bruselas para estudiar el método Decroly, unido al traslado de Neruda a la India, son las causas que impidieron la consolidación del amor entre el poeta y la profesora.se casaría con el también poeta Ángel Gruchaga. Y no por ello Neruda suspendería su correspondencia. El marido de ella pasó a convertirse, durante un tiempo, en nuevo objeto de la pasión lírica del poeta.
La historia fue plasmada y conocida como el "romance juvenil de Santiago" en los Veinte poemas de amor y una canción desesperada, el libro más leído de Neruda. Sus poemas fueron musicados y cantados en todo el mundo. Pero la protagonista y destinataria de ese amor era desconocida. Pablo Neruda nunca quiso revelar el nombre de su amada, si bien siempre aseguró que ésta existía.
Sesenta años después de aquel romance, Albertina decidió sacar a la luz las cartas y poemas que Pablo le enviara y recobrar el protagonismo del que antes había huido.
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