Xavier Zubiri: un purísimo filósofo español
Uno de los conceptos que Xavier Zubiri acuñó para siempre en la lengua española -pues, Zubiri el filósofo y Vallejo el poeta fueron grandes creadores de neologismos- es el de temporeidad, un estar haciéndose dentro de la inmutabilidad definitiva de lo real. Zubiri ha quedado para siempre fijo, detenido en la historia, pero su pensamiento seguirá haciéndose y rehaciéndose siempre, sin proceso lineal ni rectilíneo, pues Zubiri era antidialéctico por metafísico puro.Tuve ocasión de entretenerme con él en el Banco Urquijo y allí me anunció la próxima aparición de otra obra suya, El hombre y Dios, en el que reunía una serie de conferencias dadas en la Universidad Gregoriana de Roma. Después de la muerte de Bergamín, ahora nos llega la noticia de su desaparición inesperada. Fue también una gran figura de la generación del 27 como Eugenio Imaz y José Gaos. Bergamín me decía sobre él es en metafísica lo, que Jorge Guillén es en poesía. En efecto, fue un trabajador único del pensamiento puro, el gran elaborado de esa ciencia última y, en definitiva, divina, trascendente y celestial que es la filosofía.
Asombró siempre por la vastedad y universalidad de sus conocimientos, pero este saber era la esencia de su filosofía, pues quiso conocerlo todo, entender el universo como una presencia única, para llegar hasta abrazarlo. Tenía la posibilidad de describir la realidad visible con la misma exactitud que la invisible. Gran soñador de ensueños irreales y metafísicos, Xavier Zubiri fue, a la vez, un gran realista. Siempre decía y amaba repetir: "Soy fiel a la realidad de los sentidos, a lo que veo, siento y toco". Ya desde los tempranos tiempos de su indagar filosófico había sentenciado: "El hombre es un animal de realidades". Sentir era para él entender lo que pasaba en nuestro entorno. Y uno de los más queridos discípulos de Zubiri, como Diego Gracia, ha celebrado este materialismo sin tiente o realismo sensitivo, que la ciencia con temporánea ha venido a confirmar.
Otra gran aportación de Xavier Zubiri a la filosofía universal es su concepción de la verdad como unificación de las distintas esferas reales que integran el Universo. La verdad era, para él la unidad de todos los mundos existentes. En su obra última apuntaba una visión de la Filosofía como la verdad unitaria de las ciencias experimentales, la inteligibilidad práctica de Ser. Así, pues, la ciencia sería la verdad del cosmos viviente, y la filosofía, la experiencia pensada de esa realidad. La realidad, que tanto amaba, sobre la que escribía y analizaba con tanta profundidad y agudeza era una, única, eje sólido, fijo e inmóvil que subyace todas las multiplicidades reales. Como una flecha disparada hacia un blanco único, apuntaba Zubiri hacia la Trascendencia, realidad suprema a la que estamos unidos por religación, por mediación de las realidades sensibles y concretas que vivimos.
La gran empresa especulativa de la filosofía moderna, que se inicia con Hegel, termina con la obra sobre La intelección humana de Xavier Zubiri. Pero la filosofía del futuro, ésa que soñaba Ludwig Feuerbach, aunque experimental, científica y artística o poética, también deberá nutrirse del pensamiento puro y metafísico de Xavier Zubiri.
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