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La exposición sobre Moscú, visitada a diario por 5.000 madrileños

Unos 5.000 madrileños visitan a diario la exposición Moscú, capital de la URSS, que desde el pasado día 13 y hasta el próximo día 25 se encuentra abierta en el Centro Cultural de la Villa, en la plaza de Colón. Las colas fueron la semana pasada especialmente largas entre las seis de la tarde y las 19.30 horas. El público aprovechó su visita a los 2.000 metros cuadrados de exposición para asistir a continuación al espectáculo Panorama artístico de Moscú, 1983, que se montó durante cuatro días, o a la proyección de películas soviéticas, que terminó el pasado domingo.

La sala de exposiciones del Centro cultural se ha convertido, desde el martes de la semana pasada, en una proyección de la ciudad de Moscú en nuestra capital. Allí, una vez superada la cola para entrar y los servicios de seguridad, que examinan paquetes y bolsos, los asistentes se encuentran ante paneles con fotos de la ciudad moscovita, maquetas de complejos residenciales y deportivos, reducciones de aparatos espaciales, escaparates con juguetes, muestras de cuadros y libros, además de innumerables objetos, desde tazas de porcelana hasta abrigos de piel.

A pesar de algunos temores municipales, la exposición, a la vista de los resultados obtenidos hasta ahora, es un éxito, como lo demuestran más de 35.000 asistentes en los primeros siete días en que la sala ha permanecido abierta desde las once de la mañana hasta las 13.30 horas y desde las 17.30 horas hasta las nueve de la noche.

Ingenios espaciales

Tras pasar ante la gran foto de la Plaza Roja y el busto de Lenin, los visitantes son atraídos, principalmente, por las reproducciones de ingenios como la estación de radiocomunicación Órbita, el primer satélite artificial de la Tierra, o los Sputnik Intercosmos o Meteor.Sin embargo, lo que más llama la atención de los visitantes son las dos maquetas móviles en las que se representa un complejo científico Soyuz-Salyut-Progreso y la que muestra el lanzamiento de un cohete espacial. La primera reproduce el interior de una nave y sus diferentes compartimentos. Una grabación explica el cometido del aparato en el espacio. La segunda es la estrella de la exposición. El funcionamiento de la estación de lanzamiento Baikonur puede verse únicamente a las 12.30, 18.30 y 20.30 horas, momentos en que niños y adultos abandonan los paneles con fotos del Kremlin y paisajes rusos, y se separan de las maquetas donde se han reproducido complejos educativos y pistas deportivas cubiertas, con capacidad para 45.000 personas, para contemplar la evolución de la pequeña estación.

Luego volverán a observar la foto de la torre del Salvador, los juegos de muñecas de madera, la sala de mandos del Soyuz o la selección de los mejores libros impresos recientemente en la URSS. Junto a ellos, una sala dedicada a pintura y escultura permite al público conocer a los artistas soviéticos, en tanto un vídeo muestra aspectos de la vida cultural moscovita con música clásica de fondo.

La exposición se completa con escaparates donde los juguetes infantiles de construcción y las muñecas ataviadas con trajes típicos se mezclan con juegos de té, estuches, bandejas, chocolatines, las típicas matrioshkas o botellas de vodka. Por último, y para que no falte nada, a mediodía, a las seis y a las ocho de la tarde, tres modelos soviéticas hacen un pase de vestidos.

Por otra parte, los folletos sobre la Semana de Moscú en Madrid ya se han agotado. El interés por llevarse de la muestra alguna información impresa hace que los visitantes se agolpen frente a la mesa en la que una representante de la agencia Intourist reparte chapas y propaganda turística sobre la URSS. De paso, se puede firmar y comentar lo que se quiera en el libro de la exposición. Un libro en el que los mensajes escritos van desde vivas a la URSS hasta peticiones sobre la liberación de los pueblos del Este de Europa.

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