La Asamblea General de la ONU se abre hoy con el enfrentamiento entre las superpotencias

Hoy comienzan en Nueva York las sesiones de trabajo de la 38ª Asamblea General de las Naciones Unidas, que se caracterizarán por el ambiente de tensión creado entre Estados Unidos y la Unión Soviética, a raíz del derribo del avión civil surcoreano que violó el espacio aéreo de la URSS y que costó la vida a 269 personas.Aunque la agenda de temas a tratar en las próximas semanas será análoga a la de años anteriores (guerra de Líbano, conflicto de Oriente Medio, guerra entre Irán e Irak, litigio de las Malvinas, situación en el sureste asiático), destaca en esta sesión la presencia en la ONU de varios líderes mundiales. El presidente norteamericano, Ronald Reagan, hablará el próximo día 26, en lo que se prevé un discurso duro contra la URSS.

En principio, no se espera réplica a alto nivel, por parte de Moscú, al discurso de Reagan ante la Asamblea General; entre otras cosas, por la cancelación del viaje a Nueva York de Andrei Gromiko, ministro soviético de Asuntos Exteriores, ante la negativa de las autoridades de Nueva York y Nueva Jersey a que aterrice en sus Estados cualquier aeronave soviética.

Para Jeanne Kirkpatrick, embajadora de Estados Unidos ante la ONU y una de las principales consejeras de la línea dura del presidente Reagan, la ausencia de Gromyko evitará a la Unión Soviética ser el centro de las críticas mundiales por el derribo del avión surcoreano. Pero lo que marginan las autoridades estadounidenses es que la negativa de aterrizaje parte de EE UU, rompiendo así una de las tradiciones de los estatutos de la ONU.

Cuando, en 1947, se acordó instalar la sede de la ONU en Nueva York, en el lado este de Manhattan, ante el río Hudson, se firmó un acuerdo con, el Gobierno de Washington por el cual "las autoridades federales, estatales o locales de Estados Unidos no impondrán ningún impedimento de tránsito".

La ausencia de Gromyko cancelará también automáticamente las posibilidades de un nuevo encuentro entre los ministros de Asuntos Exteriores de las superpotencias. En Washington recuerdan que hace 10 días, en Madrid, la reunión entre el secretario de Estado norteamericano, George Shultz, y el ministro de Asuntos Exteriores soviético "no sirvió para nada".

En este clima de tensión mundial, la ONU inauguira hoy una asamblea en la que, una vez más, se pasará revista a los grandes conflictos del mundo, sin aportar soluciones específicas. Cada vez es más patente el caso omiso que hacen los Gobiernos cuando el Consejo de Seguridad de la ONU condena o recomienda medidas destinadas a salvaguardar la frágil paz mundial.

Estados Unidos no se opondría a que cambiase la sede de las Naciones Unidas, mientras continúan las conversaciones entre norteamericanos y soviéticos con el fin de que el ministro de Asuntos Exteriores de la Unión Soviética asista a la asamblea. El embajadador de Estados Unidos en la ONU, Charles Leichenstein, dijo ayer a algunos de sus colegas que su país no se opondrá a, que la sede de las Naciones Unidas cambie de país.