Yugoslavia confía en que EEUU le ofrezca ayuda financiera
George Bush, vicepresidente de Estados Unidos, llegó ayer a Yugoslavia en la que constituye la cuarta visita norteamericana de alto nivel desde la muerte de Tito. Cuando pase revista a los temas internacionales (incluidos los euromisiles y el avión surcoreano) juntó con sus anfitriones no alineados, Bush, al igual que en su tiempo James Carter (1980), Alexander Haig (1981) y el ministro de Defensa Caspar Weimberger el año pasado, manifestará su apoyo al no alineamiento yugoslavo.
En esta ocasión sus anfitriones están muy interesados en que, además de palabra, de la visita salga apoyo financiero decisivo para superar la fuerte crisis económica de Yugoslavia, el más endeudado per cápita de los Estados socialistas europeos.Nadie en los Balcanes, incluso la Grecia militante de la OTAN, quiere tener problemas con la Unión Soviética. La Administración republicana norteamericana de Ronald Reagan no produjo el temido viraje negativo de cara al no alineamiento yugoslavo y, a grandes rasgos, las cosas parecen seguir como en tiempos de Carter y Tito, que fueron los protagonista de la edad de oro de la confianza mutua.
Caspar Weimberger se trajo el año pasado una carta de Ronald Reagan a la presidencia yugoslava, ofreciendo sus buenos oficios ante la crisis de endeudamiento y parálisis industrial de Yugoslavia. Siguió la concesión de un paquete internacional de créditos, que en 12 meses llegaría a los 4.500 millones de dólares, cifra que habría podido salvar a Polonia de la bancarrota. Fuentes diplomáticas estadounidenses han confirmado que Bush viene dispuesto a reiterar a los yugoslavos la disposición de Washington a seguir apoyando su estabilización económica y la consiguiente obtención de créditos durante 1984 y 1985, pero también a instarles a que cumplan los dictados del FMI. El creciente enfrentamiento de la Administración Reagan con el Tercer Mundo no alineado y el resurgir de la guerra fría hacen que Yugoslavia tenga ahora menos espacio de maniobra entre Washington y Moscú.
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