Mitterrand considera inaceptable el derribo del aparato surcoreano, y asi se lo expuso ayer en París a Gromiko

El presidente francés, François Mitterrand, considera inaceptable el derribo por la URSS del avión surcoreano, y así se lo expuso ayer, en una conversación de dos horas, al ministro soviético de Asuntos Exteriores, Andrei Gromiko. El ministro francés del Exterior, Claude Cheysson, calificó el mismo hecho de "crimen" y de "asesinato".

El primer ministro Pierre Mauroy también recibió a Gromiko, quien adoptó ante la Prensa maneras simpáticas y pronunció algunas frases. festivas, asegurando que su país mantiene respecto a Francia posiciones convergentes o divergentes, según los casos.Gromiko partirá en la mañana de hoy hacia Moscú, tras realizá r la visita de trabajo postergada el lunes pasado a petición de las autoridades francesas como consecuencia, del dramático suceso que costó la vida a las 269 personas que viajaban en el avión surcoreano atacado por varios cazas en el espacio aéreo de la Unión Soviética.

En la mañana de ayer, el ministro de Exteriores de la URSS fue recibido en el aeropuerto de Orly, a su llegada, procedente de Madrid, por su homólogo francés, quien le invitó a almorzar y, por la noche, a cenar en los salones de su. ministerio. El primer ministro le recibió, a su vez, a últíma hora de la tarde.

El presidente Mitterrand conversó dos horas con Grorniko en el palacio del Elíseo. Según anunció su portavoz, "juzgó necesario exponerle el punto de vista de Francia sobre los problemas graves del momento". Las dos horas de diálogo, en efecto, tuvieron como telón de fondo varias crisis internacionales, ante las que París y Moscú se manifiestan de manera diferente: la de Líbano, donde acaban de morir dos soldados franceses y en la que Siria es aliado de Moscú; la de Chad, en la que Moscú apoya a Trípoli, que, a su vez lucha en favor de las fuerzas rebeldes de Gukuni Uedei; cabe reseñar los problemas afgano y polaco, que desde que los socialistas accedieron al poder, en 1981, fueron expuestos por el Gobierno de Mitterrand como motivo para enfriar las relaciones entre los dos países; y, por fin, la trágica desaparición del avión surcoreano, calificada por Cheysson de "asesinato" y de "acto brutal, incalificable, sorprendente, estremecedor, increíble".

Los euromisiles

Todas estás crisis, y el asunto del avión civil, más particularmente, dominaron la conversación Mitterand-Gromiko, sin olvidar la cuestión de los euromisiles. El presidente francés se ha declarado abiertamente partidario de la ín-stalación de los misiles Pershing en cinco países occidentales pertenecientes a la OTAN, y además rechaza de manera-tajante que se contabilice la fuerza atómica francesa en las negociaciones soviético-norteamericanas de Ginebra destinadas a la reducción de armas nucleares de alcance medio.

En París el semblante marmóreo que Gromiko exhibió en Madrid pocas horas antes se transfiguró en el de un seductor. Al finalizar su entrevista con Mitterrand se entretuvo saludando a los periodistas y esquivó las préguntas leyendo un latiguillo cálmante según el cual, "los franceses y nosotros estamos de acuerdo en algunas cosas, y en otras, nuestros puntos de vista son divergentes".

Las autoridades francesas, a pesar del recibimiento más que correcto que han ofrecido a Gromiko en París, se extrañan de que en la Conferencia sobre Seguridad y Cooperación en Europa (CSCE), a pesar de la gravedad del asunto del avión surcoreano, se haya llegado a un acuerdo final tan redondo. Además de sermonear al ministro de Exteriores de la URSS, el Gobierno francés solicitó ayer una sesión extraordinaria de la Organización de la Aviación Civil Internacional (OACI), a la que pertenece la Unión Soviética, con el fin de proponer modificaciones del reglamento que, en lo sucesivo, eviten dramas como el de la semana pasada.