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Antoni Ribas estrenó 'Victòria!', la mayor superproducción de la historia del cine catalán

Primera parte de una trilogía protagonizada por Helinut Berger, Xavier Elorriaga y Norma Duval

El filme Victòria!, primera parte de una trilogía dirigida por Antoni Ribas, se estrenó ayer noche en el cine Florida de Barcelona. El coste de la producción de las tres películas, que suman cerca de ocho horas, es de 300 millones de pesetas. Se trata de la mayor producción de la historia del cine catalán. Sin embargo, los costes financieros del empeño suben el capítulo, presupuestario a 450 millones de pesetas. Los actores protagonistas son Helmut Berger, Norma Duval, Xavier Elorriaga, Marta Sadurní y Eva Cobo. El filme parte de unos hechos históricos acaecidos en 1917.

Antoni Ribas ha podido concluir el empeño gracias al éxito previo de La ciutat cremada (La ciudad quemada). En aquella ocasión, Ribas se ingenió un accionariado popular. Más de cien accionistas aportaron su crédito para la financiación del filme. El buen resultado en taquilla le permitió a Ribas el proponer nuevamente la fórmula y, con la garantía del anterior éxito, ampliar la base de este accionariado. En esta ocasión, 1.080 personas han apoyado financieramente el rodaje a base de firmar créditos que sólo se realizarán si la película fracasa. La productora corre a cargo de los intereses que genera el crédito solicitado por el particular que apoya la producción. Otra variante de cooperación es la inversión directa de una determinada cifra. Antoni Ribas comentó a este diario que hay personas que inviertieron en el filme cinco años atrás con la promesa de que en 1980 se iniciaba el rodaje. La complejidad del proyecto retrasó su terminación y, sin embargo, estos añejos avalistas no dudaron de la operación.En Victória! todas las magnitudes son monumentales. Hay cerca de setecientos actores con frase, 6.000 extras y Ribis ha dedicado siete años de su vida al filme. "Estoy agotado y, por el momento, no pienso comprometerme en proyectos de estas características en los que, cuando empiezas, no ves el final. En el montaje han intervenido cuatro equipos con tres moviolas. Inicialmente pensé hacer dos versiones: una para la exhibición en salas cinematográficas y otra para una eventual venta a la televisión. Pero resultaba un esfuerzo excesivo". El año pasado Antoni Ribas presentó en Milán un vídeo de 25 minutos, con off en inglés, en el que se anunciaba el rodaje del filme y se incluían imágenes del mismo. Las televisiones de la República Federal de Alemania, Francia, Italia, Holanda, Australia y Brasil, entre otras, se interesaron por el proyecto y manifestaron al cineasta su deseo de desplazarse a Barcelona para ver los copiones. La prolongación del rodaje impidió cerrar la operación del mercado televisivo que este mes relanzará. "Lo lamentable es que ni Televisión Española ni la televisión autonómica catalana han mostrado el menor interés en la película".

Ribas explicó a este diario que la experiencia de La ciutat cremada le sirvió para enmendar errores en Victòria!. "Las propias circunstancias de producción de La ciutat cremada, con paralizaciones debido a la falta de recursos, me forzó a un montaje de secuencias excesivamente independientes entre sí y con oscilaciones de ritmo. Por otra parte, mientras en La ciutat cremada se narraba una historia que se prolongaba a lo largo de diez años, en Victòria, la anécdota argumental se circunscribe a tres días con sus noches y están más elaboradas las historias paralelas de los distintos personajes". En pleno proceso de montaje, Ribas ha mostrado los copiones a un reducido grupo de espectadores a quienes, a cambio de la primicia, les pedía responder a una encuesta con opiniones sobre lo que habian visto. Se trata de una variante de la preview a la americana. La producción tiene mucho de americana, pero hay datos que contradicen esta aparente opulencia. 450 millones de pesetas son muchos, pero, al mismo tiempo, pocos para ocho horas de película. Por otra parte, un sector de la industria cinematográfica catalana, observa con cautela las maniobras financieras de Ribas ya que un fracaso, que nadie desea, supondría haber quemado a una serie de inversores -con más ánimo patriótico que de lucro- para posteriores proyectos en el sector.

La película parte de un hecho histórico, la intentona de 1917 por parte de los sectores regeneracionistas de la sociedad española para reformar la política de la Restauración. Este movimiento supuso una alianza episódica de sectores de la burguesía, el proletariado y el ejército. En julio de aquel- año se convocó la Asamblea de Parlamentarios y en agosto se organizaba una huelga general en toda España. Un sector del Ejército se comprometió en el proceso.

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