Los países latinoamericanos buscan fórmulas de cooperación para hacer frente a su deuda de 310.000 millones de dólares
Caracas, capital de Venezuela, será en los próximos días la sede de una serie de reuniones de representantes de países latinoamericanos, para dar paso a las primeras fórmulas de cooperación en relación con la deuda externa de la región, que supera los 310.000 millones de dólares, antes de que se celebre en Washington la cumbre anual del Fondo Monetario Internacional y del Banco Mundial, que tendrá precisamente como problema central la crisis financiera internacional. En principio, casi todos los observadores descartan la posibilidad de que de estas reuniones salga constituido un club de deudores que haga frente común al sindicato de instituciones financieras acreedoras, integrado por los principales bancos del mundo.
JOAQUIN ESTEFANIA MOREIRA, Madrid
M. S.,
Mañana se iniciará en Caracas una conferencia de financiación externa bajo los auspicios de la Organización de Estados Americanos. A ella asistirán los ministros de Hacienda de los principales países latinoamericanos y del Caribe para tratar de llegar a unos mínimos puntos de acuerdo en una estrategia de renegociación de su deuda externa. Según Enrique Iglesias, secretario general de la Comisión Económica para América Latina (CEPAL), "en esta reunión se tratará se empezar a reflexionar conjuntamente sobre aspectos de nuestro endeudamiento exterior, sin entrar a formar un sindicato de deudores. América Latina tiene una historia de cien años de cooperación como para no poder llegar a fórmulas mínimas de concertación".El economista Ariel Buira, representante de México, sin embargo, quitó significación a la cumbre de Caracas afirmando que el camino seguido por México -la renegociación bilateral de la deuda- será el que se imponga, "porque es más lo que separa a los países latinoamericanos que lo que les une", y explicó su opinión de que habrá ausencias muy notables en Caracas. Estas dos opiniones fueron expresadas en el marco del seminario sobre Iberoamérica, crisis financiera internacional y perspectivas de la economía mundial, que se ha celebrado durante toda la semana en el palacio de La Granda en Avilés y en la Universidad Internacional Menéndez Pelayo, de Santander. Iglesias abandonó urgentemente el seminario para viajar a Caracas y ser testigo de la cumbre latinoamericana.
Recelos de la banca
Por otra parte, según la agencia Efe, la renegociación de la deuda externa centrará las deliberaciones de la IX reunión ordinaria del Sistema Económico Latinoamericano (SELA), que se celebrará en Caracas del 12 al 21 de septiembre. Esta reunión ha adquirido una especial significación en los medios financieros internacionales, particularmente norteamericanos, por el temor surgido en estos ámbitos sobre la presunta intención de los países latinoamericanos de formar un club de deudores. Tanto la Organización de Estados Americanos como la misión venezolana desmintieron esta versión y afirmaron que la intención es analizar la crítica coyuntura económica que amenaza el desarrollo regional. La banca internacional ha solicitado a los organizadores de la reunión de Caracas, participar en calidad de observadora, y el secretario adjunto del Tesoro para Asuntos Monetarios, de EE UU, Berve Sprinkel, presidirá la misión norteamericana.
Por último, el Congreso Mundial de Economía, que reunirá a varios centenares de economistas en Madrid a partir de mañana, estudiará también el endeudamiento externo de los países en vías de desarrollo. A este congreso asisten bastantes representantes latinoamericanos, entre ellos el mexicano Víctor Urquidi, que es precisamente el presidente del Congreso. El presidente del Gobierno, Felipe González, que inaugurará la reunión, aludirá previsiblemente en su discurso también a la crisis financiera internacional. España tiene el doble papel de país deudor y acreedor.
Las diferentes posiciones
El seminario organizado en España, con asistencia de una treintena de economistas españoles, chilenos, argentinos y mexicanos, y del secretario general del Fondo Monetario Internacional (FMI), Leo Van Houtven, ha sido un precedente de las diversas posturas que se plantean en este momento sobre el problema de la deuda. Sin embargo, fallaron los economistas brasileños, país que acapara en estos momentos toda la atención por el monto de su deuda exterior (alrededor de 100.000 millones) y por la actitud que tomará ante la renegociación. Diversos economistas brasileños opinan a favor del repudio de la deuda, es decir, de la suspensión unilateral de pagos. Incluso se ha llegado a hablar en algunos medios especializados de la posibilidad de llegar a un acuerdo entre Brasil y Argentina (una vez celebradas las elecciones en este país) para resistir conjuntamente las presiones de los países acreedores.
Grosso modo, en el seminario se han planteado dos posiciones; la primera, dominante, ha sido expuesta por los representantes del FMI, que tuvo tres delegados presentes (además del secretario general, los españoles Manuel Guitián y José Luis Feito). El FMI entiende que de ningún modo se puede formar un club de deudores, ya que sería "sumar peras con manzanas", en palabras de Guitián. "Los planes globales para aliviar la deuda externa no sirven. Ya existen numerosos planes para resolver lo que algunos analistas y observadores consideran un problema global de endeudamiento. De partida tengo que decir que no creo que el endeudamiento externo de los países en vías de desarrollo (o de los desarrollados) constituya un problema global, por varias razones: la más simple de ellas es que la deuda de un país no es igual a la deuda de otro; dicho de otra forma, aunque es cierto que los datos agregados de deuda son útiles desde ciertos puntos de vista, también lo es que ocultan el hecho de que las deudas de países diferentes son diferentes".
La CEPAL y el Fondo
La segunda posición, más solapada y minoritaria, fue planteada por los representantes de la CEPAL (el economista Robert DevIin y el secretario general Enrique Iglesias) y por algunos de los economistas presentes más progresistas. Sin que ninguno se pronunciase explícitamente por el club de deudores, sí creen que ha de producirse un proceso de concertación. De la CEPAL surgieron algunas de las críticas más directas al papel del FMI, por las condiciones draconianas de ajuste que imponen a los países deudores. Ejemplo de estas condiciones leoninas puede ser la dimisión del presidente del banco central brasileño, Carlos Langoni, que se ha negado a firmar la carta de intenciones que será elevada al FMI para la concesión de un crédito ampliado de 4.800 millones de dólares.
Algunos de los defensores de la concertación recordaron el dicho de que "si te debo un dólar, tengo un problema; si te debo cien millones de dólares, el problema es tuyo".
El economista mexicano, Gerardo Bueno, que se mostró muy optimista sobre la evolución de la economía de su país, anunció que no era imposible que se plantease el repudio de la deuda en ciertos sectores, aunque también explicó sus hipotéticas consecuencias: "Contra lo que se postula generalmente -e inclusive implícitamente como en las recomendaciones a favor del frente unido o de la acción concertada-, de que los países deben cumplir sus compromisos financieros, esto último ha dejado de ser evidente. Así, cada vez más parece que el repudio de la deuda o la formulación de planteamientos unilateral del tipo de 'tómelo o déjelo' son decisiones que pueden sujetarse al análisis costebeneficio. Es decir, que pueden adoptarse si los beneficios aparecen mayores que los costos y se rechazan en caso contrario... En cuanto a los costos, éstos son más complejos de definir, pero también están presentes. Distinguiremos tres tipos: las crecientes dificultades para comerciar con el exterior como resultado tanto del embargo de muchos de los activos del país con el exterior, incluyendo cuentas bancarias como por una natural resistencia de los abastecedores extranjeros a continuar enviando mercancías a un país en el que, al menos durante un tiempo, uno no sabe qué va a pasar; que casi muy seguramente el país dejaría de tener activos durante un tiempo relativamente largo a préstamos otorgados por los mercados financieros internacionales, junto con un descenso en la inversión extranjera directa; y la necesidad de establecer y administrar un rígido sistema de controles de cambio".
Enrique Iglesias citó, para defender la postuta de la CEPAL a favor de la concertación, al presidente del Banco de Pagos de Basilea, que ha dicho que un país soberano no es una empresa privada a la que se puede desmantelar; el éxito de la renegociación depende de la acción concertada de todos los agentes en escena. El ex ministro argentino, Aldo Ferrer, explicó a este periódico su opinión de que algunos portavoces de los países del Norte son más avanzados, a la hora de dar soluciones de concertación, que muchos países del Sur, especialmente los latinoamericanos.
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