Los reflejos políticos de las inundaciones en el País Vasco,
La catástrofe del País Vasco ha puesto en juego los reflejos políticos. La Moncloa reaccionó vivazmente al transferir al lendakari Garaikoetxea la responsabilidad de coordinar la emergencia. Esa decisión, casi instantánea, descarta elocuentemente la tentación, acariciada desde algunos sectores aliancistas, de aplicar medidas excepcionales en Euskadi. Fuentes próximas al Gobierno central aseguran que en ningún momento se barajó la posibilidad de recurrir al artículo 116 de la Constitución por el que se regulan los estados de alarma, de excepción y de sitio. El estado de alarma, el más suave de los tres posibles, exige un simple decreto del Gobierno y una ulterior comunicación al Congreso de los Diputados. La aprobación parlamentaria es sólo necesaria para prolongar la alarma durante más de quince días.Todo el país sigue la información del Norte con avidez y pesadumbre. Los Reyes se desplazaron el pasado domingo, desde Palma de Mallorca, a la zona siniestrada para recorrer en helicóptero la magnitúd de la catástrofe. Y el presidente González, la víspera, observó también sobre el terreno la auténtica dimensión de la tragedia. El lendakari Garaikoetxea, al frente de la situación, acompañó en todo momento a los jefes de Estado y del Gobierno central. Felipe González prometió quie la Administración central ayudaría en todo lo posible para paliar los efectos de las inundaciones. El lendakari Garaikoetxea, en una breve y sincera intervención, hizo justicia a los representates de la Administración del Estado, fuerzas de seguridad y Ertzaina. La Ertzaina (policía autónoma) colaboró codo con codo con la Guardia Civil, la Policía Nacional y los soldados en las abrumadoras tareas de socorro. A estas fuerzas se sumaron muchos ciudadanos y, entre ellos, simpatizantes de grupos abertzales. La ayuda del Ejército y de la Guardia Civil ha sido recogida gráficamente. Al margen del daño material de las inundaciones, que ayer evaluaba el Gobierno vasco desde Vitoria, esta catástrofe podría desencadenar efectos psicológicos muy favorables para la solución política que viene exigiendo el territorio vasco. En los últimos tres días se ha comprobado que la solidaridad interregional, además de un principio que alienta en la Constitución al Estado de las autonomías, es un hecho. El Ayuntamiento de Sevilla envió ayer a Vitoria material para la limpieza del alcantarillado. Los sevillanos recuerdan aún el estado en que dejaban las alcantarillas las periódicas crecidas del Tamarguillo, un arroyo inocente.
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