La provincia de Guipúzcoa permaneció ayer aislada, y con la incertidumbre de nuevos aguaceros
Una tromba de agua anegó ayer la provincia de Guipúzcoa y las zonas limítrofes de Vizcaya, Navarra y el País Vasco francés, provocando el desbordamiento de los ríos y ocasionando daños incalculables, que con toda seguridad ascienden a infles de millones de pesetas. La mayoría de las localidades guipuzcoanas se encuentran aisladas, convertidas en grandes islotes y sometidas a la incertidumbre de las previsiones meteorológicas que anuncian nuevos aguaceros.
La totalidad de las carreteras están, inundadas u. obstaculizadas por los corrimientos de tierra, que en ocasiones han provocado el derribo de tendidos eléctricos y telefónicos. Algunas poblaciones carecen de agua potable, de comunicación telefónica y de energía eléctrica, y varios centenares de personas han tenido que ser evacuadas de sus viviendas. La riada rompió puentes, levantó carreteras, arrastró vehículos y destrozó parcialmente edificios, pero sin lograr amenazar con la rotura de las presas, que hasta ayer mismo se encontraban en un nivel muy bajo.Las inundaciones han dañado especialmente a las poblaciones de Mondragón, Tolosa, Villabona, Andoain, Lasarte, Placencia, Elgóibar, Legazpia, Azpeitia, Azcoitia, Isasondo, Beasain, Zumárraga, Ibarra, Arechabaleta y Hernani, pero no así a San Sebastián, Fuenterrabía, Irún y Pasajes. Las mayores pérdidas se sitúan en las empresas de las orillas de los ríos Deva, Bidasoa, Urola, Leizarán y Gurumea. La masa de agua ha ocupado las naves industriales y los comercios, inutilizando la maquinaria y los almacenamientos. El desastre se ha completado, en algunos casos, con incendios provocados por cortacircuitos. Muchas familias, han perdido todos sus enseres y, en ocasiones, los campesinos sus haciendas. El cuerpo de una vaca era arrastrado ayer por las violentas aguas que bajaban por las calles céntricas de Andoain a las 15.00 horas.
Todos los servicios de Protección Civil, Policía Nacional y la Ertzaina, los bomberos, la Guardia Civil y la Municipal y el cuerpo de Ingenieros del Ejército de Tierra, -así como numerosos vecinos, trabajaron denodadamente por normalizar la circulación, reparar los puentes y evacuar y asistir a las personas. La Junta de Protección Civil coordina las operaciones desde el Gobierno Civil de Guipúzcoa. Las autoridades se dirigieron repetidamente a la población, aconsejando tranquilidad. La posibilidad de que la pleamar prevista para las 19.00 horas ampliara ayer los efectos de la inundación alarmó a las poblaciones de las localidades costeras, donde los niveles de las aguas continuaban ascendiendo a primera hora de la tarde.
Las peores inundaciones en 30 años
En las localidades de la montaña, la riada tocó a la puerta de los caseríos de madrugada cuando los habitantes dormían, mientras que en otros pueblos los vecinos se despertaron sobresaltados por los altavoces que les aconsejaban subir a los pisos altos y evacuar sus viviendas. Las escenas de niños arrancados de sus sueños y trasladados, cubiertos con mantas, por las calles convertidas en ríos, remitían a desastres colectivos que la memoria de los ancianos no lograban situar en la provincia. Las inundaciones de hace 30 años, en las que murieron 29 personas que viajaban en un autobús engullido por las aguas, no tuvieron la gravedad y el alcance en daños económicos de esta riada, en la que ayer no se habían registrado víctimas. La crecida de las aguas, continuas durante la noche, desbordó los cauces de los ríos a partir de las 5.00 horas. Muchos comerciantes intentaron inútilmente, con el agua al cuello, salvar los productos de los establecimientos inundados, cuando la masa de agua cubría ya amplias extensiones de los pueblos. Pese a los requerimientos de las autoridades y del vecindario, un matrimonio de ancianos se negó en Andoain a abandonar su viejo caserío, una construcción de piedra, confiados en la solidez del edificio, mientras los servicios médicos atendían a personas en quienes la histeria y el pánico habían hecho presa. En un caserío, situado en una de las márgenes del río Leizarán, en Andoain, su propietario se negó también a abandonar la vivienda si los servicios de salvamento no se ocupaban también del ganado que había encontrado refugio en los dormitorios, huyendo del agua que cubría los establos y el primer piso.
Un equipo de salvamento de la Cruz Roja logró acceder a Villabona recorriendo la variante de San Sebastián-Tolosa en lanchas neumáticas fuera borda. El río, desbordado, arrastraba entonces árboles, coches y bidones de las fábricas, barridas impetuosamente por las aguas, que enalgunas poblaciones se situaban por encima de los dos metros de su nivel normal. El Oria saltaba. sobre los puentes en Andoain y ocupaba el campo de fútbol,dejando al descubierto únicamente el travesaño de una portería.
Los helicópteros y los servicios de protección franceses intervinieron a lo largo del día en labores de salvamento en diversas localidades vasco-francesas, mientras que los helicópteros del Ejército español y la Guardia Civil permanecieron en Logroño a la espera de que las condiciones meteorológicas posibilitaran el vuelo. Los niveles de las aguas iniciaron paulatinamente el descenso a partir de las 17.00 horas, disolviencio los temores que asignaban a la pleamar el aumento de hasta cuatro metros del nivel de las aguas.
La autopista Bilbao-Behobia quedó despejada a las 19.30 horas, en la que parte de Éibar y la totalidad de Deva se encuentran incomunicadas telefónicamente, así como barrios enteros (de Elgóibar, Motrico, Villabona, Segura y Plasencia de las Armas.
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