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La Armada gastará 1.500 millones de pesetas en potenciar la base de Rota

Carlos Yárnoz

La base de Rota tiene 2.400 hectáreas de superficie. La valla metálica que la rodea tiene 26 kilómetros de longitud, a los que habría que sumar los cinco kilómetros de costa. Dentro del recinto existen 85 kilómetros de carretera asfaltada, además de una línea férrea paralela a la costa, una pista de aterrizaje de 4.000 metros de larga por 70 de ancha y de otra de emergencia. Diariamente entran en la base cerca de 16.000 vehículos, cifra idéntica a la de personas que tienen algún contacto permanente con las instalaciones del lugar: por parte española, 1.200 militares; por parte estadounidense, unos 3.500 militares, otros tantos familiares de éstos y 4.300 ciudadanos españoles empleados por los americanos, cifras a las que deben sumarse los marineros de los barcos estacionados en los tres muelles del puerto y numerosos trabajadores contratados eventualmente por una u otra parte.El centro comenzó a ser construido en abril de 1955 para ser utilizado conjuntamente por España y los Estados Unidos. Para los americanos, el lugar se convirtió pronto en un importante centro logístico -para apoyar a la flota del Mediterráneo- y operativo, y allí estuvieron basados hasta julio de 1979 varios Polaris (submarinos de propulsión nuclear), que abandonaron Rota por decisión del gobierno español. Para España, en cambio, el lugar se convirtió en una simple base de estacionamiento con capacidad. logística restringida. En esta primera época existía una parte española y otra estadounidense con propiedades de titularidad norteamericana.

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Entre las destacadas obras que realizaron los americanos en la base figuran la cabecera del oleoducto que une Rota con las bases aéreas de Torrejón (Madrid) y Zaragoza y una central térmica independiente que suministraba energía eléctrica al centro. Ambos bienes, así como todos los edificios y viviendas contruidos por los americanos en la base son ahora de propiedad española. Aunque existe una clara separación entre los sectores español y americano, cada semana o cada quince días se reúnen los principales mandos de las dos partes para resolver los posibles problemas surgidos.

En el sector americano existe un centro de datos de inteligencia y contrainteligencia, un sistema de predicción sonar (para detección de submarinos), un centro de operaciones y otro meteorológico, 800 viviendas, un club, un campo de golf y varias áreas deportivas. La principal misión de este sector consiste en enlazar las comunicaciones del continente americano con Italia y Turquía, así como en obtener información del movimiento de cualquier submarino por la zona para transmitirla a las unidades de la VI Flota, situada en el Mediterráneo.

En el sector español hay un humilde Centro de Comunicaciones (CECOM), un helipuerto, una estación-radio, tres cuarteles, varios hangares para helicópteros y para aviones Harrier de despegue vertical pertenecientes a la Flotilla de Aeronaves, talleres de mantenimiento para las aeronaves, un centro de informática y otro contra incendios. En el sector se atienden las necesidades logísticas de las unidades navales integrantes del Grupo Aeronaval de la Flota, encabezado por el viejo portaeronaves Dédalo.

Las zonas de utilización conjunta en la base son el sector portuario, las instalaciones del aeropuerto, los polvorines y los depósitos de combustible.

Jefe militar español

El jefe de la base es siempre un militar español, con grado de contralmirante. En la actualidad, y desde marzo de 1983, ocupa el cargo el contralmirante Eduardo Sáenz de Buruaga, de 60 años, quien asegura que "existe un trato cordial con los norteamericanos y nunca existen problemas, importantes". La principal misión del contralmirante consiste en hacer cumplir en la base el Tratado de Amistad y Cooperación entre los dos países.

Con el proyecto de potenciación de la base se persigue concentrar en la misma a todos los centros y unidades de la Armada dispersados por la bahía de Cádiz y por las proximidades.

De acuerdo con la actual doctrina mantenida por la mayoría de jefes militares españoles, las fuerzas españolas tendrían que adelantarse e intervenir en el norte de África antes de que países de esta zona, en caso de llegarse a fuertes tensiones conflictivas, pudieran intervenir contra el territorio nacional. Con el Tear en Rota, esta base reunirá, por tanto, no sólo una fuerte capacidad defensiva de la costa española y del tráfico marítimo entre la península y las islas, sino también una importante capacidad ofensiva sobre el propio territorio norteafricano.

Además del Tear, en Rota estará basado el Grupo Anfibio -compuesto por 2.000 hombres, tres buques de transporte, otros tantos de desembarco y varias lanchas de desembarco- y el futuro Grupo de Combate de la Armada -integrado por el portaeronaves Príncipe de Asturias, con capacidad para llevar 17 aeronaves entre aviones Harrier y helicópteros, y por cuatro fragatas-. Igualmente, la base será el principal centro del arma aérea de la Armada, compuesta ahora por 52 helicópteros de cinco diferentes tipos y por 11 aviones Harrier, a los que pronto se sumarán 12 nuevos Harrier y, probablemente, seis helicópteros Lamps adecuados para, la lucha antisubmarina.

Un plan hasta 1990

Asimismo, y entre otras instalaciones, en Rota estarán el Centro de Instrucción y Adiestramiento (CIA) y el Centro de Programas Tácticos (CPT), ambos para el Grupo de Combate. Oficiales y jefes que dirigirán estos centros han recibido una formación especial en Islip, (Nueva York).

Dada la importancia estratégica, operativa y logística que tendrá la base, también se trasladará a la misma el Cuartel General de la Flota, que actualmente está en El Ferrol.

Dada la amplitud del plan previsto y el gran número de instalaciones que deben construirse, el Estado Mayor de la Armada ha dividido el proyecto en dos fases:

-Primera fase (comenzó el pasado año y se prolongará hacia julio de 1986): Persigue la adecuación de Rota como base operativa y de estacionamiento del Grupo de Combate y de la Fuerza Anfibia. Entre los objetivos de esta primera fase figuran la ampliación en 430 metros del muelle número 1, la construcción del CIA; la ampliación de instalaciones para el arma aérea, construcción de las sedes del Cuartel General de la Flota y de la jefatura del Tear, construcción del nuevo Centro de Comunicaciones (Cecom), realización de un cuartel para la marinería de la Flota, y construcción de viviendas para jefes, oficiales y suboficiales. Hasta el momento se ha comprado la residencia Fuentebravía, lindante con la base, con capacidad para unas 200 camas; se han iniciado las construcciones de viviendas (por valor de unos 3,5 millones cada una); y ha comenzado la ampliación del muelle número 1.

- Segunda fase (se prolongará desde julio de 1986 hasta finales de 1990): Pretende el establecimiento en Rota del Tear y la ampliación de los servicios de la Flota. Entre los objetivos concretos de esta fase figuran la construcción de cuarteles, zonas deportivas, talleres y aparcamientos del Tear; realización de talleres de armas navales y polvorines; y ampliación de servicios de atraque y portuarios.

En la actualidad, en el sector español de la base no existe ningún sistema avanzado de defensa antiaérea, a pesar de que, en caso de conflicto, el verdadero peligro para la base procedería de un ataque aéreo. En este sentido cabe destacar que, si un avión de combate despegase de Marruecos para realizar un ataque aéreo sobre España, el avión no podría ser interceptado hasta que llegase a la altura de Sevilla, zona definida como línea de interceptación por los expertos militares, ya que la única defensa antiaérea eficaz en España reside en los aviones de combate propios.

No obstante, fuentes militares competentes aseguran que en el sector norteamericano de la base deben existir avanzados sistemas de defensa antiaérea.

Por otro lado, y como dato anecdótico de la importancia estratégica de la base y del movimiento de los buques de guerra por la zona, mandos militares de la base de Rota han recordado que, durante varios años, un pesquero soviético estuvo situado frente a Rota en el mismo límite de las aguas jurisdiccionales españolas, con objeto de observar las actividades de las unidades navales. En opinión de algunos expertos la misión del pesquero, consistía en observar de cerca los movimientos de los aviones Harrier de despegue vertical, ya que la Unión Soviética fabrica aviones de ese tipo, pero muy inferiores en tecnología y posibilidades tácticas.

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Sobre la firma

Carlos Yárnoz
Llegó a EL PAÍS en 1983 y ha sido jefe de Política, subdirector, corresponsal en Bruselas y París y Defensor del lector entre 2019 y 2023. El periodismo y Europa son sus prioridades. Como es periodista, siempre ha defendido a los lectores.

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